El mapa político argentino amaneció con un cambio de eje inesperado pero contundente. Axel Kicillof, tras una victoria que sepultó la épica libertaria en Buenos Aires, puso a Javier Milei en el centro de la escena. Lo hizo con la serenidad del que entiende que no se gobierna con exabruptos ni con amenazas de motosierra, sino con responsabilidad histórica.
Kicillof no gritó, no agitó consignas vacías. Con un tono prudente, envió señales de orden a los mercados y de coherencia a la sociedad, consciente de que la Argentina necesita certezas y no más tormentas. Su discurso habló de una transición política madura, en la que el voto masivo rechazó no solo la violencia discursiva de Milei, sino también la insensibilidad con los jubilados, los discapacitados y los trabajadores que la motosierra pretendía arrasar.
En este punto, lo que está en juego ya no es solo la elección de octubre. Se mide algo mucho más profundo: si la Argentina apuesta por un modelo de reconstrucción con justicia social o si se condena a un salto al vacío, disfrazado de libertad pero sostenido en la demolición del Estado y la entrega de derechos básicos.
Kicillof, con su victoria, emerge como una figura de proyección nacional y se perfila como el candidato natural del peronismo hacia 2027. Su triunfo no solo fue territorial, fue cultural: devolvió al debate político palabras que parecían olvidadas —solidaridad, inclusión, futuro compartido— frente a la crudeza mercantil de Milei, hoy herido en su narrativa y en su legitimidad electoral.
De cara a octubre, la incógnita será cómo reaccionarán los mercados y los sectores de poder que apostaron al león libertario. Pero lo cierto es que la sociedad ya envió un mensaje claro: la motosierra no es proyecto, la destrucción no es destino, y el grito libertario perdió fuerza frente a la demanda de humanidad y orden.
Argentina eligió, al menos en Buenos Aires, decir basta al experimento de la crueldad política. El desafío ahora es sostener esa victoria en octubre, para que la transición sea de estabilidad y no de caos.