Destacó Sadir que nueva escuela posibilitará ampliar la capacitación laboral en Libertador
Kulfas deja: dólares baratos, exportación de carne y un subdirector de la Aduana

El ex ministro de Desarrollo Productivo, que era el más poderoso y cercano a Alberto Fernánez, dejó a funcionarios de su confianza en lugares clave a la hora de definir qué empresas ganan y pierden con ciertos mecanismos del Estado. El secretario de Estado y los dólares al tipo de cambio oficial, la autorización para exportar carnes concentrada en el grupo ABC y un área clave de la Aduana.
El temperamento, y la falta de picardía política, le ganaron -y lo hicieron perder- a sus conocimientos técnicos. Eso fue lo que llevó a Matías Kulfas a enfrentarse con Cristina Fernández de Kirchner, sin recordar que el funcionario anterior que había operado mediáticamente contra la vicepresidenta -Juan Pablo Biondi, cuando era vocero de Comunicación Presidencial- terminó eyectado de su cargo.
De todas formas, debajo de la superficie de las noticias más llamativas, subyace una estructura de poder y negocios que armó Kulfas y por ahora queda intacta. De la misma sobresalen tres nombres. Ariel Schale, secretario de Industria, que tiene la llave mágica de los dólares al tipo de cambio oficial para importaciones: desde los caños que Techint produce en Brasil hasta los recitales de Coldlay y los aviones investigados por la Justicia. Luciano Zarich, el director de Control Comercial Agropecuario, que siempre le da mayores facilidades para exportar a los frigoríficos del consorcio ABC en detrimento de los demás. Germán Muiño, el subdirector de Legal y Técnica en la Aduana, que tiene la lapicera para enjuiciar o no a las empresas que subfacturan exportaciones o sobrefacturan importaciones, con el consecuente perjuicio fiscal.
Ariel Schale: los dólares mágicos y la protección a Pro-Tejer. Si camina por la calle, muy poca gente -exceptuando conocidos, familiares y amigos- saludará a Schale, pero sin embargo es uno de los funcionarios más poderosos del país. La clave está en la última parte del cargo que ostenta: secretario de Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa.
Esto último lo vuelve, con respecto a la salida de dólares para importación al tipo de cambio oficial, tan importante como el patovica de un boliche VIP: Schale elige quién pasa -llevándose dólares al tipo de cambio oficial- y quién no. Entre los primeros, desde antes de la eclosión de la interna oficialista campeaba el enojo porque los recitales de Coldplay, organizados por la empresa DF Entertainment, le habrían costado a las arcas del Banco Central alrededor de 40 millones de dólares.
Un mecanismo que pasa administrativamente por la AFIP y se termina en el Banco Central entregando los dólares. En el medio está la cuestión clave: Schale autorizando las SIMI (Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones) para entregar esos dólares. Además de las empresas que organizan recitales (no sólo DF, también Alpha Media, del empresario Marcelo Fígoli, entre otras), otro de los grandes beneficiarios de los dólares oficiales son los textiles: importan a ese valor y cobran las prendas que se venden en el país a un precio “Blue”. En los últimos 12 meses la indumentaria aumentó más de 73%, contra un 58% de inflación general.
La relación entre Schale y la Fundación Protejer no es ningún misterio: fue su director ejecutivo hasta el 10 de diciembre del 2019. Entre los muchos favores que les hizo, se cuenta haber dejado fuera del subrégimen de Promoción Industrial a los textiles de Tierra del Fuego, que abarcan 7.000 puestos de trabajo en la única provincia insular de la Argentina.
Kulfas, un enemigo declarado del subrégimen industrial de Tierra del Fuego, resistió todo lo que pudo su prórroga, hasta que la empujó el ministro del Interior, “Wado” de Pedro. Una vez que esto avanzó, el lobby de Teddy Karagozián, hasta hace poco presidente de Protejer, consiguió que su ex empleado Schale dejara afuera del subrégimen de protección a los textiles de la isla, que producen desde sábanas hasta tapizados para autos con un buen nivel de competitividad.
Luciano Zarich, la lapicera de los frigoríficos: vos exportás, vos no.
Desde el año pasado, cuando se cerró la exportación de carne, para luego abrirse con regulación -cuotas, comparación con años anteriores, tipo de cortes-, el hombre clave del sector fue Luciano Zarich a través de un cargo casi desconocido: director nacional de Control Comercial Agropecuario.
Desde allí, Zarich, siguiendo la orden de Kulfas, le compró al consorcio exportador ABC la receta de que sus frigoríficos exporten sin límites, a cambio de los cortes de carne “populares” que se venden en supermercados, cuyos resultados son un abastecimiento insuficiente y más grasa que carne.
Una receta que no resultó en una moderación de los precios de la carne, y que Roberto Feletti -cuando era secretario de Comercio- intentó cambiar, pero siempre se encontró con la resistencia de Kulfas y Zarich. Este último tiene la “lapicera” para permitir exportar más o menos a cada frigorífico. A los del ABC todo lo que quieran o puedan; a otros, en cambio, los compara con ventas cuando estaban parados por inversión, y no les deja enviar mercadería al exterior. Zarich forma parte de una estructura de poder que el ministro del área, Julián Domínguez, heredó y por ahora no pudo cambiar.
Germán Muiño, el que le perdonó una multa de u$s 3 millones a Toyota. De las “terminales” de Kulfas, el subdirector de Técnico Legal de la Aduana es el más disimulado, pues llegó al cargo de la mano de Hernán Letcher, el economista que Cristina Kirchner pretendía para secretario de Comercio y Kulfas vetó.
Por lo menos desde mitad del año pasado, Muiño se recostó en el poder de Kulfas para ejercer su cargo, que incluye desde decidir a qué empresa enjuicia o no la Aduana por perjuicio fiscal, o las normas de administración del comercio exterior. Entre las discrecionalidades de Muiño se cuenta haberle perdonado a Toyota una multa de u$s 3,5 millones por haber importado un tipo de válvulas y declarar otras para pagar menos derechos de importación.
Desde comienzos de este año, a Muiño lo entusiasmó tanto la línea directa con Kulfas que llegó a proponerse como sucesor de la directora de Aduanas, Silvia Traverso. Sin embargo, ahí el ex ministro le marcó un límite claro: su amistad con Mercedes Marcó del Pont, la titular de AFIP que tiene en Traverso a una de sus personas de mayor confianza. La ilimitada ambición de Muiño, que ya demostró en el Tribunal Fiscal de la Nación, volvió a mostrarse otra vez en la Aduana.