En octubre, la inflación alcanzó el 2,7%, consolidando el clima económico que favorece a Javier Milei, pero también profundizando las dificultades para miles de argentinos, especialmente aquellos que viven en provincias como Jujuy, donde las políticas nacionales se sienten con mayor crudeza. Con un índice inflacionario acumulado del 107% en lo que va del año, el aumento en los precios de los alimentos, que subieron un 1,2%, sumado a la inflación general y la de los servicios, refleja el ajuste de un gobierno que se aleja cada vez más de las promesas de alivio para los sectores más vulnerables.
Mientras tanto, a nivel político, la fragmentación interna del peronismo se expande en un escenario marcado por la debilidad institucional. La sesión para limitar los DNU de Milei, que fracasó por la falta de quórum, evidencia una oposición dividida que, por momentos, parece no ser un contrapeso efectivo frente a las políticas del gobierno. La división interna del Frente de Todos, con acusaciones como la de «nacieron los peronistas con peluca», refleja el caos y la desorientación en un momento en el que la unidad debería ser la prioridad para frenar los efectos del ajuste que está golpeando con dureza a las provincias del interior, como Jujuy.
Este panorama se complejiza con las maniobras políticas de figuras como Elisa Carrió, que podría cambiar su postura respecto al DNU sobre la deuda de Caputo tras una reunión con el gobierno de Milei. Este tipo de acuerdos a espaldas de la ciudadanía muestran la falta de una oposición sólida y clara, mientras el gobierno continúa implementando medidas de ajuste que perjudican aún más a las clases más bajas y a las provincias del norte.
El ajuste que se siente en Jujuy
En Jujuy, el impacto de estas políticas nacionales se hace sentir de manera profunda. La economía provincial, ya golpeada por la pobreza estructural y la desigualdad, enfrenta la dificultad de mantener el poder adquisitivo de los trabajadores, mientras que los precios de los alimentos, los servicios públicos y los productos básicos siguen subiendo. El aumento de los alimentos es especialmente alarmante, dado que muchas familias jujeñas destinan gran parte de su ingreso a la compra de productos de primera necesidad.
El ajuste en los servicios, que también forma parte de las decisiones tomadas por el gobierno de Milei, afecta a sectores de la población que viven en condiciones de precariedad. En una provincia como Jujuy, donde las políticas de subsidios y la asistencia social son claves para la supervivencia de muchas familias, los recortes en estas áreas tienen consecuencias devastadoras. La suba de los servicios públicos, especialmente la electricidad y el gas, golpea más a las familias del interior, que ya enfrentan altos costos por la distancia con los grandes centros urbanos.
Mientras tanto, la provincia vive una situación política compleja. El gobierno de Gerardo Morales, alineado con el proyecto nacional de Milei, enfrenta las tensiones internas y las críticas de sectores sociales que exigen mayores políticas de contención frente al ajuste. La contradicción entre las promesas de crecimiento y la realidad de la economía provincial genera desconfianza en amplios sectores de la sociedad, especialmente en un contexto donde la falta de apoyo del gobierno nacional para con las provincias del norte se agudiza con cada decisión.
La política en clave jujeña
El escenario político nacional tiene un impacto directo en Jujuy. La fragmentación del peronismo y la debilidad de una oposición incapaz de presentarse como alternativa al gobierno de Milei generan incertidumbre. El hecho de que la sesión para limitar los DNU del presidente no haya logrado quórum refleja el vacío de poder y la dificultad de las fuerzas políticas de generar un frente común. En Jujuy, donde las necesidades son más urgentes, la falta de una oposición firme y constructiva se convierte en un factor más que agrava la situación social.
Además, las negociaciones políticas, como las que se mencionan sobre la postura de Carrió frente al DNU de la deuda, parecen lejos de la realidad de los jujeños. Mientras los dirigentes nacionales siguen operando desde un nivel abstracto, el pueblo de Jujuy enfrenta a diario los efectos de un ajuste que se profundiza con cada decisión de los gobernantes. Las posturas de las dirigencias políticas, que van desde las alianzas circunstanciales hasta las críticas internas, parecen cada vez más alejadas de las necesidades de las provincias más postergadas.
Conclusión
En este escenario, Jujuy no es una isla, pero sí una de las provincias más vulnerables frente a las decisiones políticas y económicas que se toman en Buenos Aires. El impacto de la inflación, la suba de precios y los recortes en servicios afecta profundamente a las familias jujeñas, mientras que las divisiones políticas nacionales y la falta de respuestas concretas de la oposición agravan aún más la situación. En un contexto donde el ajuste se consolida y la política se fragmenta, la provincia de Jujuy continúa siendo testigo de cómo las decisiones del poder central marcan, una vez más, la vida cotidiana de los más necesitados.