La democracia quebrada

 La democracia quebrada

La democracia representativa vigente está en problemas. No sólo acumula una deuda abultada y creciente en materia de derechos elementales del ciudadano (educación pública, salud pública, sistema judicial y seguridad pública), bienestar y régimen tributario sino que tiene graves problemas de funcionamiento republicano, que es el tema que aborda el autor de la columna:

Luis Alejandro Rizzi

En verdad el titulo de esta nota se me ocurrió luego de darle un vistazo a un libro de Gabriel Marcel que leí hace ya unos cuantos años –“El mundo quebrado”– y en uno de los párrafos decía mas o menos que el mundo parecía un reloj roto; el resorte no funciona, todas las piezas están donde deben estar, pero si acercamos el oído, no escucharíamos el “tic-tac”, es como si le faltara el corazón o mejor dicho el corazón está pero no late.

Por eso digo que nuestra democracia o mejor dicho nuestra República, está quebrada.

Está el Poder Ejecutivo, está el Congreso, está el Poder judicial, ¿pero funcionan? O mejor dicho “¿laten?” y en su caso ¿laten con normalidad?

Al revés del ejemplo del reloj de Gabriel Marcel, nuestra democracia funciona, lo hace mal, porque está quebrada.

Veamos el Poder Ejecutivo recibe a un policía procesado y lo exhibe como ejemplo del “buen policía”, poniendo en duda una decisión del Poder Judicial al que se descalificó por una resolución en trámite de apelación. No juzgo contenidos, juzgo formas.

El Poder Ejecutivo legisló y legisla mediante los DNU y asi convirtió un medio excepcional en un medio normal arguyendo lo dificultoso que es el trámite para sancionar una ley.

El Congreso hasta ahora convalidó la mayoría de los DNU, no hablemos cuando coincidían las mayorías partidarias con el Poder Ejecutivo: la ratificación ni siquiera era un trámite, era una consecuencia inevitable.

Diputados y senadores intentaron, mediante medios violentes, impedir el funcionamiento del Congreso cuando se trató la reforma del índice de actualización previsional.

El Poder Judicial ha fijado las condiciones necesarias que pueden justificar el dictado de un DNU, pero nadie se ha dado por aludido ni el Poder Ejecutivo ni el Legislativo.

Las encuestas que se publican revelan el descreimiento generalizado en nuestras instituciones políticas cuyos vicios perduran a pesar de “Cambiemos”.

En esta democracia quebrada las piezas se acomodan según intereses propios, el epíteto sustituye el juicio crítico y la crítica es criticada.

En “La Nación” electrónica del pasado 2 en una nota titulada “El futuro económico que imagina el gobierno” en la parte final leía «No queremos irritar al Congreso ni a nadie. Hay urgencia y por eso avanzamos. Pero se debe terminar con esa situación de una buena vez», concluyeron cerca del Presidente.”

Lo que llamaríamos oposición precisamente critica al gobierno por lo que éste considera que son sus virtudes.

En verdad creo que el gobierno se siente impotente porque sus funcionarios carecen de la sensibilidad e idoneidad necesaria para producir cambios –necesarios por cierto- y persuadir a la sociedad de su necesidad.

Podríamos decir que son buena gente, pero nos encontramos con que en la familia de un ministro, habría un trabajador no registrado, que familiares fueron designados en la función pública por el hecho de serlo; que un ministro luego de resistirse tuvo que ser forzado a devolver un bono; que el presidente de Aerolíneas Argentinas puso a Arabia Saudita como ejemplo de política social laboral; que el pleno económico del gobierno confesó que no puede con la inflación y corrige las pautas del banco central hacia arriba lo que provocó desconcierto internacional y seguramente seguirá prolongando la sequia de inversiones directas.

Las financieras están a la orden del día en un mundo que hasta ahora las tasas de interés eran negativas o mínimamente positivas. Pregunto a nadie se le ocurrió pensar que esa situación no se podía extender.

No pongo en tela de juicio las intenciones, las buenas intenciones del Presidente y de sus funcionarios, pero esas intenciones chocan contra más de 70 años de fracasos y atrasos. Tomando como base el año 1950 el PBI por habitante creció menos de la mitad que Chile y alrededor del 70% del resto de America Latina.

Parte de la causa del atraso fue la inseguridad institucional hoy representada por nuestra democracia o República quebrada y mientras el gobierno no haga esfuerzos serios para restaurarla, de eso se trata, seguiremos igual, pesar de Vaca muerta, el litio, los vientos que favorecen la energía eólica, la agricultura y la ganadería, el turismo y la divina providencia…

Una vez más tengamos presente que el camino al infierno esta sembrado de las mejores intenciones.

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