En un giro tan paradójico como desconcertante, el presidente electo Javier Milei ha desatado una nueva controversia al ordenar que Argentina se retire de la Cumbre Climática de las Naciones Unidas. Sin embargo, mientras Milei califica de “vagos socialistas” a quienes impulsan políticas contra el cambio climático, funcionarios de su propio gobierno parecen estar recorriendo el mundo con una agenda verde que contradice sus declaraciones.
Esta semana, una delegación argentina encabezada por la subsecretaria de Transición Energética, Mariela Beljansky, se reunió en Bélgica con autoridades y expertos europeos para discutir estrategias relacionadas con energías limpias y sostenibilidad. Este viaje se suma a otra reciente visita oficial a Ecuador, donde también se abordaron temas vinculados a la transición energética.
Retórica vs. acción: ¿doble discurso o estrategia encubierta?
Las posturas de Milei sobre el cambio climático han sido claras y provocativas. En reiteradas ocasiones, ha desestimado la gravedad de la crisis ambiental y atacado las políticas internacionales que buscan mitigar sus efectos, acusándolas de ser un “fraude socialista” diseñado para frenar el desarrollo económico. Sin embargo, la actividad diplomática de su equipo en Europa y América Latina sugiere una narrativa diferente, que despierta interrogantes sobre las verdaderas intenciones del futuro gobierno.
La presencia de la delegación argentina en eventos que promueven la sostenibilidad genera desconcierto entre expertos y críticos. “Es preocupante que un gobierno que desestima públicamente la crisis climática mantenga, en paralelo, una agenda que claramente busca posicionarse en mercados relacionados con las energías limpias”, comentó un analista del sector energético.
¿Qué se juega en el tablero internacional?
El aparente interés del equipo de transición de Milei en explorar iniciativas verdes podría responder a una lógica económica más que ambiental. Las energías renovables y la sostenibilidad son temas prioritarios en la agenda global, y estar ausente de estas discusiones podría dejar a Argentina fuera de oportunidades estratégicas en inversión y comercio. Sin embargo, la falta de coherencia entre la retórica presidencial y la acción de sus funcionarios pone en duda la dirección que tomará el país en materia de política energética.
Mientras tanto, organizaciones ambientales y actores internacionales miran con preocupación el rumbo que adoptará Argentina en este ámbito. La decisión de abandonar la cumbre climática fue interpretada como una señal de desinterés en los compromisos globales para reducir las emisiones de carbono, lo que podría aislar al país en un momento crítico para la cooperación internacional.
La contradicción como estrategia política
Algunos analistas especulan que estas contradicciones podrían ser una estrategia deliberada de Milei para mantener su base electoral radicalizada mientras su equipo trabaja en negociaciones menos ideológicas. Sin embargo, otros advierten que esta incoherencia podría erosionar rápidamente la credibilidad del gobierno, tanto a nivel local como internacional.
La pregunta que queda en el aire es si estas acciones aparentemente contradictorias se traducirán en una política ambiental concreta o si la grieta entre discurso y acción seguirá ampliándose. Por ahora, la «gira verde» del equipo de Milei parece ir en una dirección opuesta a las declaraciones de su líder, dejando al país en un limbo de incertidumbre.