Redacción Perico Noticias // El llamado «efecto riqueza» que se experimenta actualmente en Argentina bajo la administración de Javier Milei ha generado una sensación de alivio momentáneo en ciertos sectores de la población. Sin embargo, detrás de este aparente bienestar se esconde una fragilidad alarmante. ¿Cuánto puede durar este espejismo económico? ¿Qué implicaciones tiene para las economías regionales, especialmente las del Noroeste Argentino (NOA)?
El Efecto Riqueza: Un Espejismo Económico
El «efecto riqueza» se ha manifestado en la estabilización relativa del dólar paralelo y en una desaceleración temporal de la inflación, factores que han generado una percepción de mejora en el poder adquisitivo. Pero este fenómeno no es el resultado de un crecimiento genuino ni de una mejora estructural en la economía. Por el contrario, se basa en un endeudamiento acelerado, una dolarización que beneficia a sectores muy específicos y una sobreexposición a los vaivenes de la economía global.
Factores que Sustentan y Desmoronan el Efecto Riqueza
Entre los elementos que han sostenido este efecto destacan:
- La estabilización cambiaria: La intervención en el mercado cambiario ha reducido la volatilidad del dólar paralelo, lo que mejora temporalmente las expectativas económicas.
- Ajustes inflacionarios: Políticas monetarias estrictas han contenido la inflación a corto plazo, aunque sin atacar sus causas estructurales.
Sin embargo, las bases de este «efecto riqueza» son profundamente débiles:
- Falta de inversión productiva: Las políticas económicas han priorizado la estabilidad nominal sobre la producción real, dejando al sector industrial en una situación crítica.
- Dependencia de factores externos: La economía argentina está excesivamente expuesta a las dinámicas de los mercados internacionales, sin un plan estratégico que proteja los intereses locales.
- Desigualdad estructural: El «efecto riqueza» beneficia principalmente a quienes ya tienen activos dolarizados, dejando fuera a la mayoría de la población, que aún enfrenta altos niveles de pobreza.
¿Por qué es una Burbuja?
El efecto riqueza actual es una burbuja porque no está respaldado por fundamentos sólidos. La ilusión de estabilidad se sostiene sobre un endeudamiento creciente, la eliminación de regulaciones que protegen a la industria local y un deterioro continuo de la capacidad productiva del país. Como cualquier burbuja, este fenómeno está destinado a explotar cuando los factores que lo sostienen—como la estabilidad cambiaria y el acceso a financiamiento externo—se tornen insostenibles.
Impacto en las Economías Regionales del NOA
Las economías regionales del NOA enfrentan un panorama especialmente complicado. Sectores clave como la agroindustria, el turismo y la minería están viendo reducida su competitividad debido a la apertura indiscriminada de importaciones y la falta de políticas de estímulo específicas. La apreciación del peso frente al dólar afecta negativamente las exportaciones, mientras que la falta de infraestructura y conectividad impide que estas regiones aprovechen las oportunidades de crecimiento global.
El Futuro de las Economías Regionales
El destino del NOA estará determinado por la capacidad de implementar políticas que prioricen su desarrollo. Esto incluye:
- Inversiones en infraestructura: Mejorar la conectividad y la logística para reducir costos y aumentar la competitividad.
- Diversificación productiva: Fomentar cadenas de valor locales que integren a las economías regionales en el mercado nacional e internacional.
- Políticas de protección y estímulo: Proteger a los productores locales frente a la competencia externa y brindar acceso a créditos a tasas competitivas.
El «efecto riqueza» es una ilusión peligrosa que, lejos de resolver los problemas estructurales de la economía argentina, los agrava. Las políticas actuales están alimentando una burbuja que, al estallar, podría generar consecuencias devastadoras para la industria nacional y, en particular, para las economías regionales como las del NOA. Es imperativo cambiar el rumbo y apostar por un modelo que priorice el desarrollo sostenible y equitativo, antes de que esta frágil ilusión se convierta en un desastre económico.