La Gran Depresión que viene: mercados en llamas, Europa colapsa y el NOA argentino se asoma al abismo

La Gran Depresión que viene: mercados en llamas, Europa colapsa y el NOA argentino se asoma al abismo

Por analista geopolítico de Perico Noticias

Una nueva tormenta financiera se cierne sobre el mundo, y los ecos ya resuenan en las economías periféricas, como el Norte Grande argentino. La jornada bursátil de este llamado lunes negro dejó en evidencia que la fragilidad global ha alcanzado niveles alarmantes: Wall Street se desploma, Europa entra en pánico y los mercados emergentes tiemblan ante la nueva cara del proteccionismo brutal.

El índice VIX, barómetro del miedo de los mercados, se disparó un 14%, anticipando una volatilidad que roza el descontrol. El Dow Jones cae 1.469 puntos, el S&P 500 se hunde un 5% y el Nasdaq pierde más de 500 puntos. El derrumbe no es local, es planetario: Alemania, Francia y Reino Unido reportan pérdidas superiores al 6%. Ni siquiera el oro, tradicional refugio en épocas de crisis, se salva del remezón. Mientras tanto, las criptomonedas colapsan como castillos de naipes, con un Bitcoin que cae por debajo de los $5.000.

Trump, aranceles y el nuevo orden financiero brutal

En el centro del huracán aparece una figura conocida: Donald Trump. Envalentonado por su resurgimiento político, ha desatado una guerra comercial global sin precedentes, bajo la consigna de eliminar el déficit externo de Estados Unidos a cualquier costo. Su lógica es simple y violenta: aranceles recíprocos, cierre de mercados y maximización del superávit interno. “Para mí, un déficit es perder”, dijo. Y en nombre de esa victoria financiera, ha puesto en jaque a Europa y Asia, disparando una ola de represalias económicas que amenaza con hundir el comercio global a niveles del siglo XIX.

Bloomberg compara esta situación con la de 2008. Pero en algo se equivocan: esto puede ser mucho peor. Aquella vez, el problema fue el exceso de crédito; hoy, el problema es la destrucción sistemática del sistema multilateral de comercio, la desarticulación del rol de los Estados y el avance de un capitalismo de trincheras, donde cada potencia lucha por sí misma.

¿Qué tiene que ver el NOA argentino con Wall Street? Todo.

Muchos en Argentina podrían creer que estos movimientos son lejanos. Pero el Noroeste Argentino (NOA) ya siente la onda expansiva. Las provincias productoras de tabaco, hortalizas, azúcar y frutas tropicales dependen en gran medida del comercio exterior, los precios internacionales y el acceso a financiamiento. En este nuevo escenario:

  • El financiamiento externo se encarece o se evapora. Si la Reserva Federal sube las tasas como se espera, el crédito internacional será inaccesible para pequeños productores y pymes.
  • El dólar se fortalece globalmente, encareciendo insumos importados que utilizan sectores clave como el agroindustrial y el farmacéutico.
  • Las materias primas pierden valor, afectando el ingreso regional, los puestos de trabajo rurales y el consumo interno.
  • La recesión en Europa y China frena las exportaciones, reduciendo aún más el ingreso de divisas al país.

El NOA no solo depende de los mercados, también sufre la desatención del gobierno central, que prioriza el ajuste fiscal y el superávit en las cuentas públicas a costa del desarrollo regional. Mientras los mercados colapsan, las transferencias nacionales se recortan, los programas sociales se diluyen y la pobreza estructural se profundiza.

¿Y si el Norte argentino fuera la solución?

En este contexto sombrío, cabe una pregunta estratégica: ¿Y si el NOA dejara de ser visto como una periferia atrasada y se transformara en el motor del desarrollo nacional? Con energía solar, litio, alimentos, turismo, fronteras internacionales y una población joven, el Norte tiene lo que el mundo necesita. Pero falta lo esencial: inversión estatal estratégica, infraestructura logística, acceso al crédito y soberanía económica.

Europa está en declive. Wall Street juega con fuego. China se reacomoda. Y Argentina —una vez más— asiste al espectáculo como un actor de reparto. Pero el NOA tiene potencial para escribir un nuevo libreto, si se lo piensa desde una lógica regionalista, integrada, con visión latinoamericana y vocación productiva.

Cuando el mundo se desordena, las periferias deben reorganizarse

Estamos entrando en una nueva era de conflictos geoeconómicos, donde la lucha no es solo por recursos, sino por supervivencia política y control financiero. Las grandes potencias se atrincheran. Los países intermedios tiemblan. Y las regiones como el NOA, si no toman decisiones valientes, corren el riesgo de desaparecer del mapa productivo.

Es hora de que los líderes locales, los gobiernos provinciales y la ciudadanía despierten. El futuro ya llegó, y es caótico. Pero también es una oportunidad. Si el NOA no se convierte en protagonista, será solo otra víctima de esta gran depresión que se avecina.

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