La guerra en Ucrania está perdida: el giro de Trump que cambia el tablero geopolítico

La guerra en Ucrania está perdida: el giro de Trump que cambia el tablero geopolítico

Peico Noticias // Desde el inicio de la invasión rusa en 2022, el conflicto en Ucrania ha sido presentado por Occidente como una lucha épica por la democracia y el orden internacional. Sin embargo, el discurso ha cambiado radicalmente. Con Donald Trump perfilándose como el próximo líder de Estados Unidos, la narrativa de una victoria ucraniana se ha desmoronado y los indicios de un colapso inminente son cada vez más evidentes. La pregunta ya no es si Ucrania puede ganar la guerra, sino cuánto tiempo más podrá resistir antes de una rendición pactada.

Trump y la capitulación de Occidente

Donald Trump ha dejado en claro que su estrategia en política exterior se aleja de la confrontación directa con Rusia y se inclina hacia una negociación pragmática. Según Juan Antonio Aguilar, director del Instituto Español de Geopolítica, «Trump ha cambiado totalmente la narrativa porque sabe que Ucrania está cerca del colapso y quiere un acuerdo rápido». En otras palabras, ya no se trata de una guerra que se pueda ganar, sino de una retirada ordenada que evite una humillación mayor.

El cambio de tono de Washington es evidente. Desde el respaldo incondicional a Zelenski hasta las recientes señales de distanciamiento, Trump ha dejado claro que Ucrania no es una prioridad estratégica para EE.UU. Su interés radica en la reconfiguración del equilibrio global, donde la clave es evitar que Rusia se convierta en un aliado inquebrantable de China.

Estados Unidos cierra el grifo a Ucrania

El respaldo financiero y militar que hasta ahora mantenía a Ucrania en la guerra se encuentra en estado crítico. La administración de Biden ha reconocido que los arsenales estadounidenses están vacíos, que los costos de la guerra son insostenibles y que el apoyo europeo es cada vez más frágil. Trump, siempre pragmático, ha señalado que el dinero invertido en Ucrania debe retornar a EE.UU., poniendo en jaque cualquier esperanza de continuidad en el suministro militar.

El profesor Diego Pitarch advierte que «Trump está tratando a Europa y a Ucrania como un juguete roto», dejando claro que la prioridad será redefinir las relaciones internacionales bajo una lógica de interés económico y estratégico, no bajo una cruzada moral contra Putin.

Kiev, en la cuerda floja

El propio liderazgo de Volodímir Zelenski se tambalea. Ucrania, sumida en el agotamiento bélico y económico, enfrenta ahora la indiferencia de quienes antes la impulsaban como bastión contra Rusia. Como señala Pitarch, «ni siquiera la propia Ucrania quiere a Zelenski», en referencia al desgaste interno y a las crecientes críticas contra su administración.

La analogía con la caída de Kabul en 2021 es inevitable. En su momento, Trump atacó a Biden por el colapso caótico de Afganistán. Ahora, su prioridad es evitar una situación similar en Ucrania, lo que implica una salida rápida y ordenada, aunque esto signifique otorgarle a Putin todo lo que buscaba desde el inicio.

La reconfiguración del orden mundial

Más allá de Ucrania, lo que está en juego es la nueva arquitectura global. Con la guerra dando signos de desenlace, la atención se desplaza a los acuerdos estratégicos entre potencias. La reciente cumbre en Riad y los movimientos diplomáticos en Naciones Unidas demuestran que EE.UU. ya no busca confrontar a Rusia, sino incorporarla en una nueva dinámica de equilibrio con China.

Ezequiel Bistoletti, doctor en ciencia política, sostiene que «Trump está replicando la estrategia de Kissinger», buscando dividir a sus adversarios en lugar de enfrentarlos simultáneamente. Si esto se traduce en concesiones territoriales a Moscú a cambio de un debilitamiento de su relación con Pekín, la estrategia podría redefinir el mapa geopolítico para las próximas décadas.

El fin de la guerra y el inicio de un nuevo orden

Si algo ha quedado claro en las últimas semanas es que la guerra en Ucrania está perdida. No porque Rusia haya logrado una victoria aplastante en el campo de batalla, sino porque la voluntad política de Occidente para sostener el conflicto se ha desmoronado.

El futuro de Ucrania ahora depende de una negociación en la que Zelenski tiene cada vez menos margen de maniobra. Con Trump en escena, la estrategia cambia drásticamente: la prioridad ya no es resistir, sino evitar un colapso que humille a EE.UU. y sus aliados. En este nuevo escenario, el tablero geopolítico se reconfigura, y con él, el mundo tal como lo conocemos.

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