Redacción Perico Noticias // La eliminación del Fondo Fiduciario del Programa para Incrementar la Competitividad del Sector Azucarero del NOA (PROICSA), anunciada por el presidente Javier Milei, ha encendido alarmas en las provincias del norte argentino. Este fondo, que desde hace años buscaba dar apoyo financiero al sector azucarero, clave para economías regionales como las de Jujuy, Salta y Tucumán, desaparece como parte de un paquete de reformas para «optimizar el gasto público» y simplificar la burocracia estatal. Pero, ¿qué implica esta medida para una industria que enfrenta desafíos estructurales profundos?
Un sector clave con un futuro incierto
El PROICSA, aunque criticado por su limitada efectividad, representaba un sustento para cientos de pequeños y medianos productores, así como para ingenios que enfrentan problemas de competitividad debido a costos crecientes, fluctuaciones en los precios internacionales y una demanda local estancada. Sin este respaldo, el sector podría sufrir un impacto inmediato en su capacidad de reinversión y modernización.
Los ingenios, que generan empleo directo e indirecto para miles de familias en el NOA, dependen de políticas de fomento que les permitan competir en un mercado donde el azúcar y sus derivados (como el bioetanol) son cada vez más desafiados por alternativas más baratas o más sostenibles.
¿Es sostenible eliminar el PROICSA?
La decisión del Gobierno busca priorizar recursos hacia políticas que generen «resultados concretos». Sin embargo, el PROICSA, más allá de sus falencias, era una herramienta que permitía cierto nivel de estabilidad para el sector azucarero. La eliminación del fondo obliga a plantearse preguntas críticas:
- ¿Qué mecanismos compensatorios implementará el Gobierno para evitar una crisis laboral en el NOA?
- ¿Qué alternativas tendrán los pequeños productores para sostenerse frente a un mercado tan volátil?
- ¿Cómo impactará esta decisión en la producción de bioetanol, un pilar clave de las energías renovables en Argentina?
El ahorro fiscal derivado de la eliminación del PROICSA podría resultar efímero si los efectos colaterales incluyen pérdidas masivas de empleo, cierre de ingenios y un golpe a la economía regional que termine exigiendo nuevos subsidios para contener la crisis.
Contexto actual y perspectivas
En un momento donde el Gobierno apunta a reducir el déficit fiscal y estabilizar la macroeconomía, decisiones como esta buscan dar señales de compromiso con la austeridad. Sin embargo, la falta de un plan concreto para reemplazar el PROICSA genera incertidumbre en un sector históricamente relegado.
El norte argentino, una región donde el azúcar no es solo una industria, sino parte de la identidad cultural y social, enfrenta un desafío sin precedentes. Sin un plan de acción claro, la eliminación del fondo fiduciario podría desencadenar una cadena de impactos negativos que afecten tanto la competitividad del sector como el tejido social de las provincias involucradas.
Conclusión: El dilema del ahorro versus el desarrollo
La eliminación del PROICSA pone de manifiesto la compleja tensión entre la necesidad de reordenar el gasto público y el impacto real en sectores vulnerables. Si bien la decisión puede parecer lógica desde una perspectiva macroeconómica, su implementación sin medidas compensatorias efectivas podría desatar una crisis en el NOA que le costaría más al país que el ahorro fiscal inmediato.
En el corto plazo, la industria azucarera deberá buscar alternativas para sobrevivir en un entorno cada vez más adverso, mientras que el Gobierno enfrenta el desafío de demostrar que estas reformas son sostenibles y no simples medidas de ajuste con efectos devastadores en las economías regionales.