“La libertad de uno, la pobreza de todos: Milei lanza una guerra institucional contra los gobernadores”

“La libertad de uno, la pobreza de todos: Milei lanza una guerra institucional contra los gobernadores”


La Argentina entre el delirio mesiánico y el choque de poderes

El Día de la Independencia dejó al desnudo la nueva grieta argentina: ya no es pueblo vs. élite, ni mercado vs. Estado. Es el Presidente contra todos. Javier Milei, en un giro inédito, acusó a los gobernadores de querer derrocarlo, de boicotear su gestión y de operar como una suerte de conspiración federal para frenar su “revolución libertaria”. Lo dijo sin pestañear, como quien anuncia que la democracia representativa dejó de ser funcional. Y lo dijo, además, el mismo día en que el Congreso avanzaba en medidas de reparación para jubilados y personas con discapacidad. En lugar de negociar, judicializar. En lugar de gobernar, señalar culpables. El nuevo régimen avanza, con motosierra en mano, sobre la institucionalidad.


¿Quién quiere destruir a quién?

Mientras Milei denuncia intentos de «tumbar su gobierno», omite que fueron los mismos gobernadores quienes acompañaron la Ley Bases, quienes sostuvieron con sus legisladores un pacto mínimo de gobernabilidad. El problema no parece ser político, sino estructural: Milei no cree en la política. No concibe el disenso ni el pacto. Para él, todo límite institucional es sabotaje; todo contrapoder, traición. La neblina del 9 de julio no fue meteorológica: fue una estrategia discursiva para evitar su propia presencia en Tucumán, donde los mandatarios provinciales leyeron claramente que se acabó el cheque en blanco.


Milei vs. la Constitución: veto, judicialización y negación de derechos

La decisión del Congreso de aprobar un aumento para jubilados y declarar la emergencia en discapacidad es un gesto de humanidad en medio de una política de ajuste impiadoso. Pero para el Presidente, eso es una “trampa populista”. No responde con un veto legislativo, sino con una amenaza judicial: Milei anticipa que si el Congreso insiste, irá a la Justicia. ¿A la Justicia para qué? ¿Para impedir que el Parlamento legisle? ¿Para deslegitimar el poder del pueblo representado? La Constitución es clara: el Congreso legisla, el Ejecutivo ejecuta. Pero Milei parece dispuesto a dinamitar esa división de poderes. Su objetivo: no gastar ni un peso más en los sectores vulnerables. ¿Quién tiene parásitos en la cabeza, señor Presidente?

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La batalla cultural: de la justicia social al darwinismo político

El discurso de Milei ya no es económico: es ideológico. Ya no se trata de inflación o déficit, sino de “desparasitar cerebros”. Quienes creen en la educación pública, en la salud gratuita, en un Estado activo que acompañe en la adversidad, están equivocados. En su visión, hay que purgar las ideas del bienestar colectivo y abrazar un darwinismo social sin red, donde solo sobreviven los que pueden pagar. Esto no es libertad, es elitismo disfrazado de filosofía. Y ese modelo, que toma como referencia el “milagro peruano” —un país donde el 50% no tiene heladera—, implica sacrificar la clase media argentina en nombre de un orden macroeconómico inhumano.


Un país con gobernadores acorralados y ciudadanos empobrecidos

Milei se victimiza mientras la realidad lo golpea: rebote inflacionario, aumento del dólar, pérdida de reservas, caída del consumo popular, empresas que se van del país. Pero en vez de corregir el rumbo, profundiza su cruzada contra todos. Acusa de golpismo a quienes le piden diálogo, tilda de parásitos a los que reclaman justicia social, y amenaza con judicializar al Congreso si se atreve a legislar. Mientras tanto, crece la angustia laboral, se multiplican las deudas familiares y se consolidan desigualdades brutales. ¿Esta es la libertad?


¿Libertad para quién?

Bajo la bandera de la libertad, Milei está instaurando un modelo de exclusión estructural. Con apoyo de una minoría intensa, apunta a imponer reformas que no fueron votadas y que desmantelan el contrato social argentino. En nombre de la eficiencia fiscal, se castiga a los jubilados. En nombre de la “batalla cultural”, se demoniza a los que creen en el bien común. En nombre del mercado, se reprime el disenso. ¿Qué tipo de independencia es esta, donde el único poder legítimo es el Ejecutivo y todo lo demás es conspiración?

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Conclusión: del mesianismo a la autocracia

La disputa entre Milei y los gobernadores no es una pelea entre caudillos. Es una disputa de régimen. El Presidente empuja a la Argentina a una transformación institucional donde el poder se concentra, los derechos se relativizan y la política se reemplaza por algoritmos y amenazas. La pregunta que nos queda es simple pero urgente: ¿vamos a dejar que el mesías del ajuste destruya la democracia que tanto nos costó construir?

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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