La montaña rusa de los precios y la hiperinflación en Venezuela

 La montaña rusa de los precios y la hiperinflación en Venezuela

La gasolina es uno de los productos más asequibles en Venezuela, un país productor de crudo, a pesar de la bajada de los precios y del saqueo de la petrolera estatal, PDVSA, por las élites chavistas. El Gobierno de Nicolás Maduro mantiene un subsidio al combustible. El de 91 octanos cuesta apenas 1 bolívar por litro. La conversión al dólar obliga a hacer un esfuerzo de abstracción, puesto 50.000 bolívares equivalen a 1 céntimo de dólar al cambio no oficiao, el que en la práctica regula el mercado.

Un letrero con el precio de la carne en un estante vacío de Caracas. El precio supera el de la suma de salario mínimo y el bono de alimentación, que asciende en su conjunto a 5.196.000 bolívares. Es decir, menos de 1,5 dólares. El Ejecutivo triplicó hace dos semanas la asignación. Estas medidas, no obstante, derivan en un círculo vicioso, porque cada vez que el Estado aumenta el salario mínimo, se multiplican los precios.

Una lata de 140 gramos de atún se vende a 6.400.000 bolívares, 1,8 dólares. El atún en lata es uno de los productos incluidos por el Gobiernos en las bolsas de comidas repartidas en los barrios por los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). Sin embargo, no es infrecuente escuchar las quejas de los vecinos de distintos sectores populares, de Catia al barrio de Petare, por la falta o los retrasos de suministros.

Los precios recogidos en estas fotografías se corresponden a la última semana de junio. En la mayoría de los casos, ya han cambiado, sobre todo al alza. Días antes de las elecciones presidenciales del 20 de mayo, el valor de algunos productos básicos fluctuaba incluso en cuestión de horas.

Pimentones (pimientos) en un supermercado de Caracas a 3.140.000 el kilo, unos 90 céntimos. Los venezolanos afrontan en cada compra un doble fantasma: el desabastecimiento y, durante las temporadas en las que los comercios y los mercados están bien surtidos, no pueden evitar una lucha cotidiana contra los precios.

Un kilo de jamón york puede venderse hasta en 14.000.000 bolívares, unos 4 dólares. Estos precios son incompatibles con los ingresos medios de los venezolanos, sobre todo los de las clases populares, y convierten la cesta de la compra en una carrera de obstáculos.

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