Ciudad de Perico // La Cooperativa Telefónica de Perico (CTPL) atraviesa una etapa de redefinición profunda. En el salón de la entidad, la entrega de indumentaria completa al personal de plantel interior y exterior fue mucho más que un acto formal: fue la señal visible de una regularización administrativa y laboral que la nueva gestión, encabezada por Beatriz Carmona, viene impulsando desde febrero, tras asumir una cooperativa fuertemente endeudada y desordenada.
La presidenta de la CTP no esquiva el diagnóstico: al asumir el 22 de febrero se encontró con una institución “desgastada, irregular en lo administrativo, contable y material”. Deudas con proveedores, bancos, ARCA y los propios empleados, herramientas deterioradas, vehículos sin condiciones mínimas de seguridad y, como si fuera poco, la omisión de los dos últimos balances, con información sensible directamente desaparecida. Pese a ese cuadro, la nueva conducción eligió un rumbo claro: normalizar, transparentar y seguir prestando servicio sin paralizar la cooperativa.

La entrega de ropa de trabajo –botines, pantalones, camisas, uniformes para el personal interno y camperones, cascos, chalecos reflectivos y cinturones de seguridad para el plantel exterior– responde a las normativas gremiales vigentes, pero también corrige años de postergación. Hubo empleados que nunca habían recibido un camperón de invierno ni elementos básicos de seguridad. Hoy, con los vehículos dotados de matafuegos, botiquines y RTO al día, la señal política es contundente: la nueva gestión entiende que el primer patrimonio de una cooperativa son sus trabajadores.
En paralelo, el Consejo de Administración tomó decisiones que hablan de un cambio de paradigma. Uno de los puntos más simbólicos es la recuperación del camión grúa, un activo estratégico para el plantel exterior que estaba “perdido” por asignaciones irregulares de la gestión anterior. Hoy, esa unidad volvió al parque automotor de la empresa solidaria periqueña, y con ello se recuperó capacidad operativa, ahorro en alquileres de terceros y, sobre todo, control sobre el patrimonio cooperativo que pertenece a los socios y a la comunidad.

La dimensión política e institucional también es central. Mientras se ordenaba la casa puertas adentro, la nueva conducción debió defender su legitimidad frente a un intento de golpe institucional que buscó desestabilizarla ante organismos claves como INAES, ARCA y las entidades bancarias. Con documentación respaldatoria en regla, la gestión Carmona obtuvo el reconocimiento formal de la autoridad de aplicación del sector cooperativo a nivel nacional. Hoy, INAES, ARCA y los bancos operan con normalidad con la nueva conducción, en base a derecho y a los estatutos vigentes.
Queda aún un frente abierto en la Justicia, donde se tramita un planteo de impugnación a la nueva gestión. Pero el escenario jurídico cambió: si la autoridad de aplicación reconoce a las actuales autoridades como legítimas, lo razonable –desde el derecho cooperativo– es que el Poder Judicial consolide esa situación, ratificando el accionar de un Consejo de Administración que asumió deudas ajenas, sostiene los servicios y avanza en la presentación de balances omitidos por la administración anterior. No se trata solo de nombres: se trata de seguridad jurídica para una entidad clave de la economía social periqueña.

En este contexto, el consejero Américo Cruz subrayó el carácter histórico del momento: “La Cooperativa Telefónica es una institución señera de Perico. No vinimos a usarla, vinimos a reconstruirla. Aunque la deuda sea pesada, nuestra obligación es pagarla en forma responsable, sin frenar las inversiones mínimas que garantizan seguridad, servicio y dignidad laboral”. Su mensaje sintetiza el enfoque de la nueva etapa: honrar compromisos, pero sin resignar futuro.

Mientras tanto, la cooperativa avanza en frentes técnicos y administrativos: cambio de aparatos obsoletos, incorporación de baterías para asegurar estabilidad del servicio de internet, ampliación de la fibra óptica en la Nueva Ciudad, normalización del aire acondicionado industrial de la central, compra de herramientas para el plantel exterior y una auditoría integral de usuarios y servicios para terminar con la cultura de “conectados que no pagan”. Regularizar también significa decir con claridad que, en una empresa solidaria, no puede haber privilegios ni zonas grises.
La foto de esta tarde, con los trabajadores recibiendo su indumentaria y el camión grúa nuevamente en el predio de la cooperativa, condensa una definición política: en Perico, la CTP Ltda. elige salir de la lógica del sálvese quien pueda para volver al cooperativismo serio, reglado y transparente. Con deudas pesadas que se pagan mes a mes y con una herencia administrativa que todavía se está reconstruyendo, la nueva gestión no retrocede en su rumbo. Si la Justicia acompaña lo que INAES ya reconoció, la Cooperativa Telefónica de Perico puede convertirse en un caso testigo de cómo una empresa social vuelve a ponerse de pie, ordenando cuentas, recuperando patrimonio y devolviendo dignidad a sus trabajadores y usuarios.
