La ONU y el cambio que no fue: Otra muestra de que la diferencia sólo está en las palabras

 La ONU y el cambio que no fue: Otra muestra de que la diferencia sólo está en las palabras

El presidente Mauricio Macri tuvo su estreno como orador en la Asamblea General de la ONU, y la comparación con la última exposición de Cristina Fernández se hizo inevitable. Las palabras de uno y otro reflejaron una importante diferencia. Pero los gestos y los hechos quedaron lejos del cambio que se votó.

El presidente Mauricio Macri tuvo su estreno como orador en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y la comparación con la última exposición de Cristina Fernández, el año pasado, es casi una obligación.

Hubo varias diferencias, entre la más simple es que el actual mandatario habló sólo 15 minutos, mientras que la ex presidente lo hizo por 40. Sabido era que la mandataria gozaba bastante del micrófono.

Macri fue conciliador y destacó que Argentina «impulsa avances en derechos humanos y la solución pacífica de conflictos». La ex presidente, en cambio, se enfrentó directamente con Estados Unidos.

Macri priorizó hacer hincapié en la discusión de la soberanía en las Islas Malvinas, al respecto pidió una «solución amistosa» a Gran Bretaña; en la problemática ambiental: «el cambio climático es el desafío más importante de la humanidad», dijo; y, en las consecuencias del terrorismo internacional, recordó los atentados en la AMIA y en la Embajada de Israel, aunque no profundizó en el presente económico del país o la región.

Cristina optó en su último discurso por relegar el reclamo por Malvinas por la coyuntura que atravesaba el país en aquel momento: apuntó contra el «hostigamiento» que sufrió la Argentina por parte de los fondos buitre y alertó sobre la «complicidad de cierto sector judicial» estadounidense.

El otro eje de su discurso estuvo referido a la investigación del atentado en la AMIA, en la muerte del fiscal Alberto Nisman, en la celebración del tratado de entendimiento entre Argentina e Irán, y el rol de los servicios de inteligencia.

En un segundo orden, Macri repitió los conceptos que su equipo de comunicación difunde desde antes de asumir la presidencia, como los ejes de campaña «derrotar al narcotráfico, alcanzar la pobreza cero y unir a los argentinos», destacó la candidatura de Susana Malcorra como secretaria general de la ONU, y se refirió al plan de recepción de refugiados sirios.

Sin embargo, y a diferencia de otras ocasiones, Macri esta vez no leyó de manera directa su discurso, sino que buscó mirar a sus pares, algo que era costumbre en las exposiciones de Cristina.

Pero hay otra similitud en los hechos que no refleja el «cambio», promesa principal por la cual Macri logró acceder al poder:los dos se alojaron en hoteles carísimos, que están fuera de alcance de cualquier ciudadano medio. Para muestra basta un botón: en el que está el líder PRO hay suites especiales que pueden costar hasta 75.000 dólares la noche.

Aún sin información sobre qué habitación ocupan Macri y su esposa, Juliana Awada, es posible determinar que no se trata de un hospedaje austero.

Macri se aloja en el hotel boutique The Mark, ubicado en la 77 casi esquina con la avenida Madison, a menos de cien metros de la Quinta Avenida y del Central Park.

Según cuenta Diego Estévez en el sitio ‘LetraP’, la oferta de este exclusivísimo hospedaje arranca cerca de los 1.000 dólares por noche, tiene 150 habitaciones y una decena de suites y departamentos de lujo, el más caro de los cuales cuesta 75.000 dólares por noche, aunque el Presidente no ocupa este último. El edificio tiene 16 pisos y el hotel, por supuesto, es de cinco estrellas.

Según la web del hotel, el valor promedio de la habitación arranca en 945 dólares y trepa hasta 4.000 la noche. Las suites no tienen valor especificado, más allá del mencionado.

En su momento, Cristina se hospedó en el cinco estrellas Mandarin Oriental, ubicado en el corazón de la ciudad. El gigante hotelero ofrece 202 suntuosas habitaciones y 46 suites con precios que arrancan en 1.300 dólares la noche y trepan a 4.400 de la misma moneda. Suits presidenciales y habitaciones especiales están sin consignar en la web.

Todos destacan esta construcción por su impresionante vista panorámica que abarca el Central Park, el río Hudson y todo el horizonte de Manhattan con sus rascacielos. La ex mandataria se hospedó en el mismo hotel en varias de sus visitas oficiales a La Gran Manzana.

El Mandarin cuenta con la alta cocina del restaurante Asiate, uno de los más prestigiosos de New York. Además de otros dos restaurantes de categoría, el hotel se precia de tener una exquisita decoración oriental y un lobby en el piso 35 con vista privilegiada.

Como contrapartida, cuenta el sitio mencionado, el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, se alojó con una diminuta delegación de apenas seis personas en el modesto hotel San Carlos, de Manhattan. En ese hospedaje, donde el mandatario charrúa fue recibido con una bandera colgada en el lobby que le daba la bienvenida, la habitación más cara cuesta lo mismo que la más barata del Mandarin, pero no fue la que utilizó Tabaré. Eligió ser un poco más austero…

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