Mientras el gobierno de Javier Milei se desvive en discursos contra “la casta” y proclama el fin del despilfarro estatal, un nuevo capítulo de hipocresía se escribe con tinta invisible… hasta que Estados Unidos lo reveló. Porque si algo quedó al desnudo en las últimas horas, es que bajo la bandera de la austeridad libertaria se esconde una red de contratos millonarios, favores entre amigos, operaciones de inteligencia oscura y lobby internacional financiado con dinero de todos los argentinos.
La bomba la tiró el periodista Nacho Grimaldi de LN+. La mismísima Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), hoy bautizada bajo el pomposo nombre de “Agencia Federal de Inteligencia”, firmó un contrato de lobby internacional con la firma Tactic Global, propiedad del empresario Leonardo Scatturice, operador argentino radicado en EE.UU., cercano al núcleo de inteligencia y al todopoderoso asesor presidencial Santiago Caputo. El contrato fue inscripto ante el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, en el registro FARA, como lo exige la ley estadounidense.
¿La SIDE haciendo lobby? Sí, la misma SIDE que Milei prometió limpiar, contrata una empresa extranjera para ser «enlace» entre su gobierno y el de Donald Trump, coordinar reuniones oficiales y brindar “asesoría estratégica en temas de inteligencia”. ¿Para qué necesita Milei esto, si presume de tener una diplomacia «profesional», “reducida” y orientada al interés nacional? ¿Por qué pagarle a un privado para hacer el trabajo de embajadores y funcionarios públicos? La respuesta es escandalosa: porque el modelo de poder libertario no es transparente, no es austero, y mucho menos, nuevo.
Scatturice aparece como el “Lázaro Báez libertario”, operando bajo las sombras del relato anarco-capitalista, mientras embolsa cifras millonarias a través de contratos con la SIDE, la ANSES y otras dependencias públicas. Porque no sólo este acuerdo con inteligencia quedó al descubierto. Según La Política Online, ya son varios los contratos investigados y en off muchos funcionarios hablan de una red de negocios entre viejos conocidos del poder.
¿Y la cereza del postre? La misteriosa Laura Arrieta, una figura conocida en los medios, fue captada volando en un avión que ingresó al país sin controles aduaneros ni migratorios. ¿El mismo avión que trajo a Scatturice? El mismo que ahora está bajo investigación judicial. ¿Cuántos más llegaron por esa vía?
Este gobierno que abolió por decreto las pautas oficiales para castigar a la prensa crítica, usa a YPF y Aerolíneas Argentinas como canales encubiertos para financiar a medios amigos y construir una narrativa oficialista de odio, persecución y fantasías de “rescate libertario”. Son los emperadores del sobre. Convirtieron el anti-castismo en casta reciclada. Toman los recursos del Estado y los canalizan, como siempre, a los propios.
Mientras tanto, el pueblo argentino aguanta: congelado en su salario, destrozado en su consumo, sin salud ni educación pública garantizada, pero pagando contratos millonarios para que la SIDE gestione reuniones entre Caputo y los amigos de Trump. La prostitución de la política ya era vieja, pero la del relato libertario superó cualquier obscenidad conocida. ¿Quién es ahora la casta? ¿Quién reparte sobres? ¿Quién miente con la bandera de la libertad?
La bomba explotó. Y no hay relato de TikTok que tape el hedor del negocio.