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La Tupac Amaru denuncia persecución contra gurdiárceles

A partir del llamado telefónico que recibió Milagro Sala, el 4 de junio, de parte de Gabriel Mariotto, en el marco de las comunicaciones que tienen todas las personas privadas de su libertad, el Gobierno de Gerardo Morales comenzó una caza de brujas contra todo el personal del servicio penitenciario que se encontraba ese día en la Unidad No. 3 del Alto Comedero y a quienes se les inició un sumario administrativo en contra. Desde la Tupac Amaru denunciamos esta nueva maniobra por parte del Ejecutivo provincial para hostigar a Milagro Sala, privada ilegalmente de su libertad desde el 16 de enero. Esta persecución de las empleadas penitenciarias avecina una limitación al derecho básico de libertad de expresión de Milagro Sala, a quien, además de presa la quieren en silencio.
Todas las internas del penal de mujeres de Alto Comedero tienen derecho a recibir o realizar cuatro llamadas diarias desde un teléfono que se encuentra en un espacio en común de la unidad. Una de las llamadas que recibió Milagro Sala ese 4 de junio, fue de parte de Gabriel Mariotto, comunicación que fue grabada por éste y luego reproducida en un Plenario del Partido Miles en la que tomó estado público.
Tras este hecho, el gobierno inició no solo actuaciones administrativas contra doce guardia cárceles, sino también acciones penales, por incumplimiento de los deberes de funcionario citando a todas las trabajadoras del servicio penitenciario a conocer sus derechos el próximo 13 de junio..
Esta persecución contra las guardias cárceles se debe enmarcar en la búsqueda de generar un estado de tensión dentro de la Unidad No. 3 del Alto Comedero, y así empeorar aún más las condiciones de detención de Milagro Sala y el resto de las internas, a pesar de que se intente comunicar por todos los medios lo contrario.
No podemos dejar de alertar que Milagro Sala, al igual que cualquier otra persona privada de su libertad, tiene el derecho a mantener comunicaciones fluidas telefónicas o por otros medios con cualquier persona. Esta inaudita persecución de las empleadas penitenciarias, avecina una limitación a este derecho básico de Milagro Sala, a quien, además de presa la quieren en silencio.