El Centro de Economía Política Argentina difundió esta semana un relevamiento que advierte un abrupto descenso en el uso de la capacidad instalada.
Las fábricas del país atraviesan su peor momento en los últimos nueve años. En promedio, más del 43% de las máquinas de las líneas de producción están paralizadas y las expectativas del sector industrial marcan que el escenario empeorará en el futuro. La recesión impulsada por las medidas económicas del Gobierno nacional también comenzó a impactar en la regularidad del pago de los salarios, ya que solo la mitad de las empresas afirma que puede pagar en las fechas de cobro establecidas.
El derrumbe de la economía tuvo en estos días un caso emblemático como el de la firma Bridgestone, que paralizó su producción de neumáticos a raíz de la fuerte caída de las exportaciones. Dicha compañía presentó un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) ante la Secretaría de Trabajo y dejó en vilo a unos 1.200 empleados.
Hay relevamientos que permiten tener una visión panorámica del escenario. El Centro de Economía Política Argentina (Cepa) difundió esta semana un informe en el que advierte que actualmente se registra el mayor nivel de capacidad ociosa en nueve años -exceptuando la pandemia-.
Según el Cepa, en el quinto mes del año solo el 56,8% de las máquinas estuvo en producción, mientras que el resto quedó paralizado por falta de demanda. La caída fue mayor en algunas ramas industriales y en el sector textil nada más trabajó el 41,4% de la maquinaria.
Los productos de caucho y plástico, la industria automotriz, la producción de alimentos y bebidas, y todos los otros sectores industriales mostraron una abrupta reducción del uso de su capacidad instalada.
Cabe tener en cuenta que los datos arrojados por dicho relevamiento llegan hasta mayo pasado, por lo que el deterioro actual puede llegar a ser mayor.
La recesión en las fábricas se traduce directamente a una reducción de los turnos de producción; quita de horas extras; suspensiones y despidos, pero también a cierres parciales o totales de establecimientos.
Un segundo relevamiento se realizó sobre 1.097.693 trabajadores nucleados en sindicatos industriales (Csira) y más de 60.000 empresas, que marcaron que en la actualidad la situación es mucho peor que en diciembre.
En casi el 80% de las empresas hubo despidos. Solo 21,1% de los casos relevados reportan no haber sufrido desvinculaciones forzosas en el período que va desde diciembre a la actualidad.
Hubo, además, en este lapso suspensiones, ofrecimiento de retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas y recorte de horas extras.
En ese sentido, las suspensiones fueron reconocidas por el 60% de los encuestados, los retiros voluntarios estuvieron presentes en el 80,0% de las respuestas y las jubilaciones anticipadas, en 35,0% de las empresas.
En 9 de cada 10 casos se computaron recortes de horas extras y en el 65% de las firmas hubo adelanto de vacaciones.
El trasfondo está en la caída de las ventas, que el 65% de los encuestados indicó que se ubicó por encima de 15%.
En cuanto al pago de salarios, solo el 56% de las empresas afirmó que puede abonar a sus trabajadores en las fechas de cobro establecidas.
Expectativas por el piso
Las expectativas para los próximos seis meses se mantienen en niveles críticos: 95% considera que empeorará.
Solo un 5% de las empresas se mostraría optimista respecto a mantener una situación similar a la actual, lo que evidencia un pesimismo generalizado y profundo respecto al futuro próximo de la economía.
La evaluación sobre cómo impactaría la Ley Bases en las industrias respectivas es que no trajo ningún alivio.
