Crónica de un país al borde del descontrol y de un grupo de argentinos que se animan a soñar a pesar del contexto

 Crónica de un país al borde del descontrol y de un grupo de argentinos que se animan a soñar a pesar del contexto

Los delincuentes tomaron las calles. Saquearon, destruyeron y mataron. Delincuentes similares tomaron el poder. Se enriquecieron, sobornaron y callaron a la Justicia. Los primeros no se visten tan bien como los segundos, pero son igualmente salvajes.

La Argentina es un polvorín. Una simple chispa puede desencadenar el descontrol total. Y no sólo estoy hablando de descontrol económico -que lo seguimos de cerca desde esta columna todas las semanas-, sino también de descontrol social. La semana que pasamos fue una muestra clara de lo que le estoy hablando.

Por un lado, las policías provinciales se acuartelaron en gran parte de nuestro país. Mientras los policías negociaban mejores sueldos, el descontrol se apoderaba de muchas de las ciudades más importantes de la Argentina. Comercios y casas destruidas y más de 10 muertos como consecuencia de los interminables días de anarquía total donde los delincuentes hicieron lo que quisieron.

Pero, por otro lado, casi en simultáneo, se daba otro saqueo. Un saqueo que no llamaba tanto la atención, pero que es mucho más grave. El jueves por la tarde, mientras los «hinchas» de Boca Juniors festejaban su día destruyendo el centro porteño, el fiscal que se animó a investigar al íntimo amigo de Néstor y Cristina Kirchner fue suspendido en sus funciones.  Estamos hablando del fiscal José María Campagnoli, que investigó a Lázaro Báez, el simple empleado bancario que luego de que Néstor Kirchner asumiera el poder se convirtió muy rápidamente en millonario gracias a su constructora que formó el día en que Néstor asumió y que se apoderó de toda la obra pública de Santa Cruz.

Este último saqueo es el saqueo de la Justicia. El mensaje del Gobierno a los fiscales es bien claro: el que se mete con el poder y con los amigos del poder es suspendido. Al mismo tiempo que pasaba esto, el nuevo jefe de gabinete, Jorge Capitanich, se reunía con la Corte Suprema para hablar de vaya a saber qué…

Si tenía alguna duda de que el poder político en la Argentina está en manos de delincuentes, esta semana esas dudas se esfumaron. El Gobierno argentino está tomado por delincuentes que están haciendo lo imposible para dominar la justicia y lograr permanecer en el poder e intentar no terminar en la cárcel…

Sí, seguramente no le guste lo que le estoy diciendo. No es políticamente correcto decir lo que le estoy diciendo. A muchos les gustaría que use otro lenguaje, que sea menos directo y que les otorgue el beneficio de la duda a estos políticos. Otros me acusarán de «atacar» a las instituciones. Bueno, como se habrá  dado cuenta, no es mi estilo ser políticamente correcto. Y no creo que usted se tome el trabajo de leerme todos los sábados para darle vueltas a las cosas.

Si algo nos caracteriza a nosotros desde Inversor Global es hablarle con independencia de los poderes de turno. No sólo de los poderes económicos, sino también de los políticos o empresarios. A nosotros lo único que nos importa es el presente y futuro de nuestros lectores. Inversores de carne y hueso como usted o yo que sólo quieren tener la libertad para arriesgarse, para hacer y poder alcanzar sus sueños.

Hoy estos sueños, nuevamente, están amenazados por los delincuentes que todo país siempre tiene pero trata de controlar. En Argentina pasa lo contrario, esos delincuentes no sólo no son controlados, sino que mucho peor aún, toman protagonismo y dominan gran parte de la vida pública Argentina.

O usted se cree que en Estados Unidos, Alemania, Australia o Chile no hay delincuentes. ¡Por supuesto que los hay! La diferencia es que en esos países, una buena parte de estas personas que quieren vivir de lo ajeno y sin esfuerzo, están tras las rejas o escondidos.

En la Argentina, estos delincuentes son modelo para gran parte de la sociedad. Y muchos de estos delincuentes eligen el camino más rentable que pueden tomar: la política. Un camino rápido que les asegura fama, poder, el uso de la fuerza y mucho, pero mucho dinero…

Y mientras esta triste realidad argentina se hace cada vez más evidente para cada vez más argentinos, se festejaron los 30 años de democracia. Mientras gran parte del país estaba tomada por los delincuentes, los políticos de turno bailaban y reían. Mientras algunos argentinos morían y otros millones temían por sus bienes y por su vida, unos pocos saltaban y festejaban.

Me pregunto, ¿no hubiera sido más indicado cambiar el nombre del festejo y directamente decir que se estaban festejando otros 30 años de dictadura?

Sí, leyó bien, otros 30 años de dictadura…

¿Qué estoy queriendo decir?

Tengo la impresión de que hoy estamos enfrentando una nueva dictadura. Ya no se trata de una dictadura militar, como hace más de 30 años. Estamos ante una nueva dictadura, mucho más inteligente y sutil que la anterior, estamos ante la nueva «dictadura política».

Me refiero a la dictadura que implementaron los políticos 30 años atrás. Un nuevo concepto donde unos pocos gobiernan para su exclusivo beneficio y se las arreglan para perpetuarse en el poder usando el soborno masivo y una fachada de legalidad que no termina siendo tal.

¿Estoy exagerando?

Analice conmigo la definición que Wikipedia le da al término «Dictadura»:

 La dictadura (del latín dictatūra) es una forma de gobierno en la cual el poder se concentra en torno a la figura de un solo individuo (dictador) o élite, generalmente a través de la consolidación de un gobierno de facto, que se caracteriza por una ausencia de división de poderes, una propensión a ejercitar arbitrariamente el mando en beneficio de la minoría que la apoya, y la imposibilidad de que a través de un procedimiento institucionalizado la oposición llegue al poder.

La primera parte de la definición se cumple. Antes de 1983 la Argentina estuvo gobernada por una elite, una elite militar. Luego de ese año, el Gobierno pasó a otraelite, una elite política. ¿O realmente usted piensa que hay alguna diferencia entre Alfonsín, Menem, Duhalde o Kirchner?

En la segunda parte de la definición la cosa se pone un poco más complicada. ¿Estamos ante un Gobierno de facto? Bueno, las apariencias dicen que no. Dicen que todos los Gobiernos desde 1983 fueron votados por mayorías.

¿Pero qué pasa si gran parte de esas mayorías son compradas? ¿Qué pasa si gran parte de esos votos vienen de personas que compran una promesa de vivir de lo ajeno?

¿Le parece que estoy exagerando nuevamente?

Piense en lo siguiente. Hoy el 50% de la población argentina depende del Estado. O es un empleado público o recibe un subsidio del Estado o un plan trabajar o relacionado. Es decir, estamos ante la mitad de la población que no produce nada. Esas personas dependen del Estado para subsistir.

¿De dónde viene el dinero para mantener a la mitad de la Argentina?

Simple, de la otra mitad de la Argentina que sí trabaja y produce. Por ello, los impuestos en la Argentina están entre los más altos del mundo. Porque cada vez menos personas tienen que mantener a cada vez más personas.

¿A dónde quiero llegar con esto?

A que los políticos usan esa realidad a su favor. Saben que millones de personas los necesitan para subsistir. Por lo tanto, saben que estas personas van a votar por ellas para seguir subsistiendo…

¿Estamos ante un verdadero voto libre o ante algo más parecido a un Gobierno de facto? ¿Estamos ante una democracia o estamos ante un nuevo tipo de dictadura, la dictadura de los políticos?

Mi impresión es que no sólo no estamos ante una verdadera democracia, sino que peor aún, estamos ante una  «guerra» entre los políticos improductivos y la cada vez más castigada y menos numerosa Argentina productiva.

Pero antes de ver cómo podemos vencer esta guerra sigamos analizando la definición de dictadura. La misma habla sobre la división de poderes. ¿Realmente hay división de poderes en la Argentina?

El poder Legislativo es dominado totalmente por el poder Ejecutivo. No hay un equilibrio entre ambos. El Legislativo hace lo que dice el Ejecutivo y listo. Y el poder Judicial está cada vez más cooptado por el poder Ejecutivo. La suspensión del fiscal Campagnoli es una muestra clara de esto. Por lo tanto, ¿estamos ante la división de poderes? ¿O todo es una fachada que intenta mantener las apariencias que esconde un poder único…?

Luego, la definición habla de la oposición. Ahora, qué pasa, por otro lado, si la oposición en realidad no es una verdadera oposición, sino que en definitiva se trata de otra forma, de otra manera, de otro estilo de lograr el mismo objetivo: Poder y dinero a costa de la sociedad productiva del país.

¿Está seguro de que sería una locura decir que estamos ante un nuevo tipo de dictadura, la dictadura de los políticos?

Ahora sí volvamos al tema de la «guerra» contra esta nueva dictadura. ¿Qué tenemos que hacer para ganar la guerra?

Bueno, en el plano colectivo hoy no hay mucho para hacer. La lucha es muy desigual. Los políticos no sólo controlan la fuerza, sino también gran parte del poder económico. Pero no se preocupe que estos regímenes son insostenibles, tarde o temprano caen solos…

Pero en el plano individual hay mucho para hacer. A diferencia de lo que pasaba con la dictadura de los militares, las dictaduras de los políticos tienen que enfrentar una fuerza que es imposible de dominar.

Estoy hablando de Internet, de la globalización y de las comunicaciones. Una fuerza que es una fuente de libertad inagotable. Es que donde llega la tecnología, llega el progreso, el crecimiento y la esperanza. Y el oscuro y mediocre poder de los políticos sucumbe.

Y si alguna vez tuve alguna duda sobre esto, esta semana que pasó esa duda desapareció definitivamente. Hace 15 días que lanzamos la idea de un curso introductorio para generar dinero. Más de 20.000 personas se anotaron a ese curso gratuito. Durante 15 intensos días analizamos las diferentes formas que tenemos hoy para generar dinero por Internet en otros países con monedas más fuertes que el peso argentino. Analizamos formas de llevar nuestro dinero al exterior y más interesante aún, formas de generar dinero en el exterior.

En el fondo analizamos formas para lograr nuestra independencia financiera, que en definitiva también es lograr la independencia de todo. De un trabajo, pero también de un Gobierno, de los políticos, de un banco u organización.

El final del curso fue más impactante aún. Implicó que más de 2.000 participantes envíen sus proyectos de negocio con ideas realmente asombrosas. Incluyendo proyectos relacionados a la tecnología, a la medicina, a la ingeniería, entre muchos otros.

Y a partir de la finalización del curso, un exclusivo grupo de 500 entusiastas alumnos recorrerá el camino de lograr esta independencia financiera, pero también política.

Por ello, esta crónica de un país en llamas debe incluir las dos caras de la moneda. Mientras el poder y las calles las tomaban los delincuentes el futuro y el progreso lo tomaban otro grupo de argentinos que no se dejaba llevar por la decadencia argentina y empezaba a hacerse cargo de su propio destino.

Un grupo de argentinos que está decidido a lograr sus sueños, cueste lo que cueste y venciendo a los delincuentes que haya que vencer…

Le deseo un excelente fin de semana,

Federico Tessore

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