La confirmación de la condena a Cristina Fernández de Kirchner por parte de la Corte Suprema no solo estremeció al tablero político argentino: también dejó una clara huella en los mercados. En la primera rueda posterior al fallo, los bonos en dólares operaron con firmeza al alza, reflejando el visto bueno del mercado financiero ante un escenario que consolida las chances de Javier Milei de cara a octubre.
La inhabilitación de CFK como candidata despeja el horizonte político de uno de los factores más polarizantes del país. Para los inversores, esa “remoción” del principal polo de resistencia al proyecto libertario configura una señal de estabilidad futura en términos de reformas estructurales. En consecuencia, los activos argentinos comenzaron a revalorizarse. Los Globales bajo legislación extranjera —como el GD30 y el GD35— treparon más de 2%, mientras que los ADRs en Wall Street se movieron de manera mixta, con tendencia positiva en papeles clave como YPF y Grupo Financiero Galicia.
Aunque Milei sigue siendo un actor disruptivo para el sistema político tradicional, en el plano económico continúa generando simpatías entre sectores financieros, por su mensaje ortodoxo, su plan de ajuste y su compromiso con el equilibrio fiscal. Su discurso anticasta, lejos de incomodar al capital concentrado, lo tranquiliza frente al fantasma de la “vuelta al populismo”.
Así, la lectura que hacen los mercados es pragmática: la ausencia electoral de CFK reduce la probabilidad de un giro redistributivo abrupto o de interferencias legislativas. También alimenta la posibilidad de avanzar en el plan mileísta de desregulación económica, apertura comercial y privatización, medidas esperadas —aunque controvertidas— por los actores bursátiles.
No obstante, los analistas advierten que este rally de corto plazo podría encontrar límites si Milei no logra sostener la gobernabilidad o si su promesa de “soluciones inmediatas” choca contra la realidad social. La inflación, si bien en baja, sigue carcomiendo ingresos; el empleo informal crece, y el poder adquisitivo aún está lejos de recuperarse. El mercado festeja lo que parece un “fin de ciclo”, pero también comienza a evaluar el costo de una transición en la que el margen de error será ínfimo.
Desde esta perspectiva, la condena a CFK actúa como una suerte de parteaguas: marca el ocaso definitivo del kirchnerismo tradicional, abre paso al experimento libertario y, para los mercados, representa una “apuesta sin obstáculos” al ajuste, la disciplina fiscal y las reformas de shock.