Los Nobel Alternativos premian las luchas climática, indígena, saharaui y feminista

 Los Nobel Alternativos premian las luchas climática, indígena, saharaui y feminista

Greta Thunberg no pudo acudir a recoger su premio de la fundación Right Livelihood Award, así como tampoco la abogada china Guo Jianmei. Pero sí la saharaui Aminetu Haidar y el líder indígena yanomami Davi Kopenawa.

El llamado Nobel Alternativo homenajeó este miércoles (04.12.2019) en su ceremonia de entrega en Estocolmo la lucha saharaui y el activismo climático, indígena y feminista, el año en que los premios de la fundación Right Livelihood Award cumplen cuatro décadas. La gala en el Teatro del Circo, con público general por primera vez, estuvo marcada por las ausencia de dos premiados: la activista medioambiental sueca Greta Thunberg y la abogada china Guo Jianmei, que no dio detalles sobre los motivos de su ausencia.

«La lucha sigue, no pararemos», dijo Thunberg en un breve mensaje de vídeo en el que agradeció un premio que recogieron dos jóvenes de la sección sueca del movimiento. «La juventud en el mundo es la luz en el túnel», dijo Johan Rockstrom, jefe del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania, cuando presentó a Thunberg, que se encuentra en Lisboa camino de Madrid para participar en la Cumbre Mundial del Clima.

Sí asistieron en cambio la saharaui Aminetu Haidar y el líder indígena yanomami Davi Kopenawa (Brasil), que como el resto de galardonados recibió un millón de coronas suecas (103.000 dólares) y una escultura hecha para la ocasión por el británico Tony Cragg con metal fundido de armas ilegales decomisadas en El Salvador. En su discurso en árabe, Haidar dijo que «nos están empujando a renunciar a la lucha pacífica porque no nos dejan otra salida», dijo, añadiendo que lo que más teme es «que los saharauis se vean forzados a tomar las armas de nuevo para defender sus derechos a causa de la indiferencia de la comunidad internacional».

A la comunidad internacional apeló también Kopenawa, para forzar al Gobierno brasileño a que expulse de forma «urgente» a los «garimpeiros» (buscadores de oro) y a que delimite las tierras de otros pueblos indígenas, como hizo en su día con los yanomami. «Invaden y destrozan nuestra tierra, contaminan nuestros ríos y matan a nuestros peces con su mercurio. Estamos muriendo, enfermando de malaria, tuberculosis, oncocercosis, cáncer, gripe, sarampión y enfermedades de transmisión sexual», denunció en lengua yanomami. «Creo que los grandes empresarios, los madereros, las grandes compañías nunca se detendrán. Pero ese sería mi sueño», añadió.

El director de la fundación, Ole von Uexküll, recordó que estos premios han distinguido a 178 laureados de 70 países, «la punta del iceberg de movimientos sociales e impulsores de cambios», aunque admitió su «temor» por la falta de acción mundial contra la crisis climática. Fue su padre, el ex eurodiputado sueco-alemán Jakob von Uexküll, quien instituyó los galardones en 1980, un año después de que la Fundación Nobel rechazara su idea de un premio medioambiental y otro que promoviese el conocimiento en países pobres, para cuya financiación donaría su colección personal de sellos, valorada en un millón de dólares.

lgc (efe/dpa)

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