Los valles no son un escenario para el ego político: la provincia merece más que autopromoción y negligencias estatales

Los valles no son un escenario para el ego político: la provincia merece más que autopromoción y negligencias estatales

En Jujuy, el actual gobierno parece empeñado en usar el esfuerzo privado como alfombra para su autobombo. El sector tabacalero por ejemplo, que representa miles de empleos y una cultura productiva construida con décadas de trabajo, no necesita que tilden de beneficio sus recursos legítimos: necesita justicia, eficiencia y compromiso real. El Fondo Especial del Tabaco (FET), consagrado desde 1972 como base de estabilidad, es un recurso creado por la ley para sostener a los productores a instancia de estos. Pero la administración provincial no está a la altura durante los últimos años.

Esto no es opinión, es denuncia respaldada: productores tabacaleros han manifestado que el FET no llega con la agilidad necesaria para enfrentar los costos de cosecha, insumos, energía y mano de obra en varias ocasiones por retrasos administrativos del gobierno local. Además, se han acumulado deudas millonarias que ponen en jaque campañas completas, algunas de ellas recurriendo a la justicia a base del esfuerzo de los productores se derrumbaron apropiaciones indebidas, según determinó la CSJ. En este contexto, se exige más que autobombo: se necesita que el Estado reduzca retenciones, alivie tasas municipales e Ingresos Brutos, y aplique regímenes como RIGI también para pequeñas explotaciones autóctonas. En definitiva, no alcanza con administrar parte de los recuros del FET: deben transferirlo sin llamarlo beneficio, pues es un recurso del sector privado.

En paralelo, el Estado ha monopolizado la diversificación productiva a través de sus Sociedades del Estado (SE) y SAU, y ahora impulsa una reforma para convertirlas en Sociedades Anónimas. En perjuicio de la producción local, habilita capitales externos y anula el “Compre Jujeño”, excluyendo a empresas jujeñas de licitaciones claves como la de biogás y obra pública. Este modelo estatal-sustento-privado mercantilizado no es liderazgo: es depredación del tejido productivo.

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La relación entre empleo privado y público en Jujuy es negativa, perversa. El sector privado sostiene al Estado; el Estado debe responder con eficiencia, no con prebendas ni propaganda. La provincia merece funcionarios que entiendan que cumplir con sus obligaciones no es mérito, es deber. Los sueldos no los pagan los funcionarios: los paga el pueblo, y este exige justicia, innovación y responsabilidad.


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