El intendente Luciano Moreira lo entendió desde el principio: las instituciones públicas ya no pueden ser estructuras frías, sino cuerpos vivos al servicio del pueblo. Hoy, Monterrico escribe una nueva página de su historia con una decisión transformadora que amplía los horarios municipales para acompañar la vida real de sus vecinos.
En tiempos donde la distancia entre el Estado y el ciudadano parece una grieta insalvable, Luciano Moreira, intendente de Monterrico, vuelve a mostrar por qué su liderazgo marca un antes y un después en la gestión pública jujeña. A partir del lunes 14 de julio, la Municipalidad de Monterrico atenderá de forma permanente en doble turno, incluyendo la franja de la tarde, de 15 a 21 hs, una decisión que rompe viejas lógicas y se alinea con una convicción profunda: la política debe ser piel de la piel de los pueblos.
Con esta medida, Moreira no solo amplía horarios; abre las puertas del Estado al tiempo real del contribuyente: a los trabajadores que no podían asistir por la mañana, a las madres y padres que corren contra reloj, a los jóvenes emprendedores que necesitan acompañamiento, a todos los que merecen ser escuchados y atendidos. “Después de todas las transformaciones ya realizadas, este es el momento de dar un paso más”, expresó el intendente en sus redes, reafirmando su compromiso con un Estado cercano, sensible y útil.
El nuevo horario no es un parche ni una excepción: es una política de Estado permanente, un mensaje claro de que la Municipalidad de Monterrico no duerme ni se esconde tras mostradores grises. Al contrario, late con fuerza y vocación, adaptándose a los tiempos de quienes la sostienen: los vecinos.
Con esta histórica decisión, Moreira reconfigura el rol del Estado local y sella un contrato moral con su gente: ningún trámite, ningún reclamo, ningún derecho debe quedar postergado por razones horarias. La gestión se ensancha para incluir, y en ese ensanchamiento hay justicia, modernidad y respeto.
Monterrico no solo avanza: se reinventa desde sus cimientos. Y lo hace con convicción, con visión, y con la certeza de que las verdaderas transformaciones comienzan donde empieza el pueblo: en la calle.
Monterrico es hoy ejemplo de un municipalismo del siglo XXI: humano, eficaz, empático. El pueblo ya no golpea la puerta: la encuentra abierta.