Con una historia de consolidación política en San Salvador de Jujuy y una proyección cada vez más firme en toda la provincia, el Partido Lyder avanza sobre nuevos territorios. Esta vez, lo hace con fuerza en Yuto, una localidad clave del ramal que, históricamente postergada, empieza a soñar con una renovación real. A la cabeza del proceso se encuentra la presidenta del partido, Isolda Calsina, una figura de peso institucional y trayectoria intachable: ex legisladora, ex ministra de Educación, actual ministra de Planificación Estratégica y Modernización, y referente indiscutida de una forma de hacer política centrada en la eficiencia, el compromiso social y el desarrollo con valores.
Con ese respaldo, en Yuto emergen dos candidatos potables, con los pies en el barro y la mirada clara: José Arceño Gareca y Ricardo Darío Rojas, ambos postulantes al Concejo Deliberante local. Son jóvenes, son nuevos en la política, pero están impulsados por un profundo sentido de pertenencia comunitaria y un diagnóstico crudo: Yuto necesita dejar atrás las promesas vacías y recuperar la capacidad de soñar con cosas simples como agua potable, cloacas, oportunidades laborales y espacios dignos para los jóvenes.
Gareca, de 31 años, viene del trabajo territorial, del acompañamiento a niños y adolescentes, y de escuchar a las familias de Bananal, su comunidad de base. Fue una profesora del secundario la que lo animó a postularse. Y no es casual: representa a una generación que, habiendo transitado la marginalidad del sistema, busca ahora reescribir las reglas desde adentro. “Vengo a sumar, no a dividir. No quiero pelear con nadie, quiero ayudar. Las propuestas no son solo mías, vienen de los vecinos. Quiero ser esa voz en el Concejo”, señala.
Del otro lado, Ricardo Rojas representa al emblemático barrio Guaraní, pero se declara comprometido con todo Yuto. Su ingreso a la política, como él mismo lo describe, fue una mezcla de necesidad y vocación. “Nos cansamos de que nos digan que todo va a cambiar y nada cambie. Vi en Lyder un espacio diferente, donde se habla claro y se proponen cosas concretas. Acá no venimos a repetir slogans, venimos a trabajar por oportunidades reales para los jóvenes y los vecinos”, sostiene con firmeza. Reconoce que hay frustración, carreras truncas, sueños aplazados por falta de recursos. Y esa realidad es la que lo empuja a involucrarse.
El desembarco de Lyder en Yuto no es improvisado. Forma parte de un plan estratégico que impulsa la conducción de Isolda Calsina para llevar a todo el interior provincial modelos de gestión más modernos, participativos y transparentes. No se trata solo de ganar bancas, sino de plantar una semilla distinta: una política basada en la confianza, la planificación y el compromiso con los más vulnerables.
El estilo Lyder se distingue por su orden, su vocación de diálogo, su impronta técnica y su obsesión por dar resultados concretos. En un contexto donde la política muchas veces se reduce a marketing o favores, Calsina ha sabido construir un partido que busca formar cuadros, escuchar al vecino y asumir el poder no como un privilegio, sino como una responsabilidad.
Los candidatos en Yuto encarnan esa filosofía. No vienen del aparato ni de la rosca. Vienen de la vida misma, de la experiencia en carne propia de las carencias, pero también del deseo profundo de cambio. Y eso, en tiempos donde la política está desgastada, puede ser su mayor fortaleza.