Malestar inflacionario en Jujuy: tarifazos, tasas y una economía al borde de la devaluación

Malestar inflacionario en Jujuy: tarifazos, tasas y una economía al borde de la devaluación

El clima económico en Jujuy se enrarece con cada nuevo aumento de precios. La inflación golpea sin tregua y las consecuencias no tardan en reflejarse en los bolsillos de la gente. El pan, un producto esencial en la mesa de cualquier familia, alcanzará casi los $3.000 por kilo en su variedad miñón, mientras que la carne ya acumula un incremento del 30% solo en lo que va del mes. A esto se suman tarifazos en servicios, un esquema de tasas de interés que castiga el consumo y un mercado que anticipa la posibilidad de una nueva devaluación. El combo es explosivo y encuentra en la ciudadanía un descontento latente que inevitablemente impactará en las próximas elecciones.

Lo que asoma no es una elección tradicional, sino un plebiscito de hastío. La Unión Cívica Radical y sus aliados no tienen margen de captación, después de años de desgaste, protestas y denuncias de corrupción. Pero el peronismo tampoco aparece como refugio, atrapado en su propia crisis de representación y liderazgo. Incluso La Libertad Avanza, que supo capitalizar el voto bronca a nivel nacional, empieza a mostrar síntomas de desangramiento. El resultado de esta ecuación es un fenómeno preocupante para el establishment político: el voto en blanco se proyecta como una opción de peso, una especie de rebelión silenciosa que, aunque favorece en el corto plazo al oficialismo local, es un claro aviso de ruptura de cara a 2027.

En medio de este escenario fragmentado, los frentes opositores inscriptos en la contienda tienen una oportunidad única, pero también un desafío mayúsculo. Aquellos que se plantan con dureza tanto contra el gobierno nacional como contra los partidos tradicionales pueden transformarse en la opción visible para un electorado hastiado. Sin embargo, la dispersión política juega en contra. La multiplicidad de frentes, en lugar de fortalecer la oposición, se convierte en el principal aliado de un oficialismo que sabe jugar el ajedrez electoral y que, con la estrategia de «divide y reinarás», impulsa señuelos opositores para desorientar al votante.

La pregunta es inevitable: ¿podrán los sectores críticos a la casta política jujeña articular una alternativa real de cambio? Hasta el momento, la atomización de las fuerzas opositoras solo alimenta el statu quo. La única salida para un «castigo brutal» en las urnas es la unificación de sectores con discursos similares. De lo contrario, cada uno de estos espacios quedará reducido a un rol testimonial, apenas un eco del hartazgo ciudadano sin capacidad real de transformación.

Las cartas están sobre la mesa. Mientras se acerca el cierre de listas, la posibilidad de una integración más amplia aún existe. Pero el tiempo corre y, si la oposición no logra superar sus diferencias y acordar una estrategia común, se demostrará que muchos de sus referentes no buscan una verdadera transformación de Jujuy, sino apenas una oportunidad de supervivencia política. El soberano decidirá. ¿Habrá un cambio real o solo nuevas aventuras electorales sin destino?.

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