En un intento por evitar el colapso económico, el ministro Luis Caputo confirmó que Argentina negocia un préstamo respaldado por reservas de oro, contradiciendo promesas anteriores. Esta medida busca cubrir vencimientos de deuda de enero 2025, mientras enfrenta la amenaza de embargos por fondos buitres. La maniobra pone en riesgo las ya debilitadas reservas del país y añade tensión con el FMI, que impone estrictas condiciones sobre la duración de los préstamos que contabilizan como reservas netas.
La decisión de Caputo de avanzar con este esquema de financiamiento colateralizado con reservas de oro surge en un contexto donde la falta de acceso a financiamiento externo y la amenaza de embargos por parte de fondos buitres, como el Bainbridge Fund, se intensifican. Estos fondos buscan presionar judicialmente para embargar activos argentinos en el extranjero, lo que complica aún más la situación económica del país.
Además, el acuerdo con Basilea podría abrir un nuevo frente de conflicto con el FMI, ya que los plazos del préstamo no cumplirían con los requisitos del organismo para ser contabilizados como reservas netas. Esto comprometería las metas acordadas con el FMI, exacerbando la inestabilidad financiera del gobierno.