Un nuevo debate se abre en el Congreso de la Nación. Esta vez, sobre la representación democrática en la Cámara de Diputados, históricamente congelada y desproporcionada. La diputada Margarita Stolbizer acaba de presentar un proyecto que propone aumentar el número de bancas de 257 a 334, actualizando la relación con la cantidad real de habitantes y estableciendo un nuevo piso de representación por distrito. A simple vista, la iniciativa apunta a mejorar la equidad. Pero si se la mira desde el norte, en particular desde Jujuy, surge una pregunta incómoda: ¿más diputados… para quién?
Una cámara desactualizada desde hace décadas
La base de diputados por provincia se define por una vieja ley de 1983 que nunca se actualizó con los censos subsiguientes. Resultado: provincias como Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe están subrepresentadas respecto a su población real, pero también lo están —de manera inversa y estructural— las provincias del norte que no han tenido actualizaciones proporcionales con su evolución demográfica, como Jujuy.
Hoy, Jujuy tiene 800.000 habitantes y apenas 6 diputados nacionales, la misma cantidad que tenía hace 40 años, cuando tenía poco más de 500.000. Si se respetara estrictamente el criterio poblacional actualizado, la provincia debería tener al menos 9 o 10 bancas, no 6. Pero como la fórmula vigente establece un mínimo de 5 diputados por distrito, muchas provincias chicas se ven beneficiadas por ese “piso” mientras otras, medianas como Jujuy, quedan estancadas en el limbo de la subrepresentación.
El proyecto Stolbizer: ¿solución o maquillaje?
La iniciativa de Stolbizer propone subir el mínimo de representación por distrito, pero no garantiza un aumento equitativo para las provincias intermedias. De hecho, podría terminar reforzando el poder de las provincias más pequeñas y urbanas, sin resolver el castigo histórico a las provincias del norte grande.
¿Quién garantiza que el nuevo reparto no consolide aún más el centralismo? ¿Qué cláusulas específicas aseguran que Jujuy, Salta, Tucumán o Santiago del Estero ganen representatividad efectiva? Hasta ahora, ninguna.
Jujuy: más población, menos poder
El problema no es técnico. Es político. Mientras la Nación habla de aumentar bancas, en Jujuy seguimos con una representación congelada, en un escenario donde las decisiones estructurales (fiscales, productivas, energéticas) se toman en Buenos Aires sin contrapeso federal real.
¿Cómo puede ser que una provincia productora de litio, clave en la transición energética del país, tenga menos voz parlamentaria que otras que no generan recursos estratégicos? La respuesta está en la arquitectura institucional: un Congreso que no refleja la Argentina real, sino su vieja postal.
¿Más diputados o más democracia?
No se trata solo de contar bancas. Se trata de cómo se construye poder político en un país desigual. Y en ese sentido, el proyecto de Stolbizer genera una alerta legítima. Porque ampliar la Cámara sin corregir las asimetrías históricas es como pintar una casa en ruinas: estético, pero inútil.
Si el objetivo es mejorar la democracia representativa, hay que ir más allá: discutir una verdadera reforma del federalismo, revisar el sistema de coparticipación, garantizar representación proporcional en todas las instituciones nacionales y, sobre todo, escuchar al interior profundo, que hoy es sujeto económico pero objeto político.
Jujuy exige lo que le corresponde
Jujuy ya no puede seguir esperando. No se trata de pedir privilegios, sino de reclamar justicia demográfica y política. Con 800.000 habitantes, producción estratégica y un creciente dinamismo social, nuestra provincia debe tener la voz y el voto que le corresponden en el Congreso.
Este proyecto de ley es una oportunidad. Pero también una trampa si no se corrigen los sesgos de base. Porque más diputados sin más federalismo es solo más burocracia. Y lo que necesita el norte argentino no son discursos decorativos, sino representación efectiva.