«México se ha visto sacudido» por Trump

 «México se ha visto sacudido» por Trump

El cambio de mando en la Casa Blanca se siente en México: aranceles punitivos, un muro, el fin del libre comercio… Johannes Hauser, de la Cámara Mexicano-Alemana de Comercio e Industria, advierte sobre las secuelas.

Deutsche Welle: Sr. Hauser, ¿ve México al nuevo presidente estadounidense como a un enemigo?

Johannes Hauser: Los mexicanos están indignados y sorprendidos por el modo brutal con que Trump los enfrenta. Se nota ahora cómo esa agresión externa ha impulsado la solidaridad por encima de las fronteras de los partidos políticos en el país. El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, hasta ahora en el mínimo de su popularidad en las encuestas, recibió aplausos por su decisión de no viajar a Washington. México se ha visto sacudido. Los mexicanos se han sorprendido de que las crudas palabras de Trump hayan sido seguidas por crudos hechos.

Uno de esos «crudos» anuncios de Trump se refiere a la construcción (o ampliación y reforzamiento) de un muro entre Estados Unidos y México. ¿Qué consecuencias tendría esto?

Como alemán, la sola mención de la palabra «muro» provoca escalofríos. Es, por supuesto, una idea absurda. Pero, de cara a las consecuencias, especialmente en combinación con la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), no habrá muro suficientemente alto para frenar a quienes buscarán llegar a Estados Unidos, puesto que la base de la economía mexicana –el propio NAFTA− se verá torpedeada. Me pregunto qué interés pueden tener los estadounidenses en desestabilizar económicamente a México. La frontera es ya hoy una de las mejor protegidas del mundo.

Trump ha anunciado que elevará en un 20 por ciento los aranceles de importación a Estados Unidos de las exportaciones mexicanas. ¿Es posible implementar una medida así en el marco del tratado de libre comercio vigente?

En el marco del NAFTA no es posible, pues la reducción de aranceles está en el centro de este convenio. Pero a Trump no parece importarle. Así que su anuncio sigue en el aire.

¿Podría México ripostar con medidas concretas?

Es difícil. México es el eslabón débil de una relación bastante asimétrica. El 80 por ciento de las exportaciones mexicanas se dirige a Estados Unidos. En tanto, sólo un 15 por ciento de las exportaciones estadounidenses va a México. Así que Estados Unidos negocia desde una posición de fuerza. Para liberarse de la dependencia económica de Estados Unidos, México firmó –además del NAFTA− otros tratados de libre comercio con la Unión Europea (UE) y otros diez socios; pero éstos no han cobrado realmente vida hasta ahora. Por otra parte, unos seis millones de puestos de trabajo en Estados Unidos dependen de que el NAFTA funcione. Ni siquiera Donald Trump puede ignorar eso.

Algunos productores de automóviles han anunciado ya que reducirán sus inversiones en México. ¿Harán lo mismo los alemanes presentes en México?

Ese fue el fabricante de automóviles Ford; pero General Motors aseguró que mantendría sus planes. Entre las empresas alemanas el panorama es otro: la acusación de Trump –eso de que “ellos nos roban los puestos de trabajo”− no los afecta. Pues tanto VW como BMW y Mercedes cuentan con plantas de producción en Estados Unidos. La planta de BMW en Estados Unidos es su mayor planta –mayor que la alemana– y esas capacidades no van a ser reducidas para reinstalarlas en México.

Ver el video02:25

Críticas a los aranceles contra México también en EE. UU.

Pero, ¿no conducirá la inestabilidad política también a los productores alemanes a reducir sus inversiones?

A fines de noviembre de 2016 realizamos una encuesta de coyuntura entre nuestros miembros; en ese sondeo se les preguntó cómo verían una presidencia de Donald Trump. El 83 por ciento respondió que no esperaba nada bueno de la elección de Trump, que la asociaba con temores. Al mismo tiempo, más del 60 por ciento de los empresarios dijo que pensaba mantener sus planes de inversión para 2017. No sé si el resultado sería el mismo si aplicáramos la encuesta ahora. La incertidumbre en el entorno económico no propicia precisamente las decisiones de inversión. El propio Gobierno mexicano ha rebajado ya sus expectativas de las inversiones extranjeras.

¿Desearía usted mayor solidaridad de parte de otros socios comerciales y aliados políticos de México?

Hay una pronunciada empatía en relación con lo que México está experimentando y sufriendo. Pero, al final, será tarea de los mexicanos defender sus propios intereses. Y creo que están decididos a hacerlo. El canciller de México, Luis Videgaray, aseguró que se retirarían del NAFTA si las renegociaciones previstas no desembocan en un equilibrio de intereses aceptable para ambas partes. No es descabellado, 23 años después de la firma del NAFTA, revisar el acuerdo y ver en que puede mejorarse. Ahí se requiere un trabajo minucioso, pues el NAFTA es más grueso que la biblia. Queda por ver lo que sucede cuando realmente se sienten a la mesa, en vez de publicar cualquier declaración vía Twitter.

Johannes Hauser dirige la Cámara Mexicano-Alemana de Comercio e Industria (CAMEXA), que representa 1900 empresas con participación alemana en México.

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