Milagro Sala aseguró esta mañana que para terminar con la violencia institucional «nos tenemos que organizar y se tiene que democratizar la justicia». El planteo lo hizo en la apertura de la presentación de la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional que compartió con el diputado nacional Leonardo Grosso; la militante de Derechos Humanos, Mercedes Salazar; Juan Gómez, padre de «Sonrisa» que fue torturado y asesinado por parte de la policía de San Pedro y el decano de la facultad de Agronomía de la UNJU, Mario Bonillo que fue anfitrión del encuentro.

Sin embargo la diputada deberá en su incursión como representante de todos los jujeños dar explicaciones del por que encabeza una campaña, que resulta contradictoria con sus actuaciones, ya que los jujeños son rehenes de sus protestas, acciones y movimientos durante varios días del año, toda vez que enormes columnas humanas obligadas salen a ganar la calle, atentando contra los derechos del resto de la sociedad.

Además el desfile insensato de millares de jujeños bajo las banderas del kirchnerismo radicalizado, revelan una escena grotesca de barbarie en el siglo XXI, miles de semejantes  penan por las calles cabizbajos, condicionados  en sus libertad, por la sola razón de obtener ingresos mínimos que no los hagan morir de hambre, consecuencia de un gobierno que no quiere resolver el desempleo y ha cedido la atención primaria a organizaciones sociales, que hicieron de la tarea un trampolín político, sustentado en el clientelismo.

Pues esa práctica dantesca constituye una verdadera violencia institucional, mas aún cuando se jura sobre la Constitución Nacional, la cual no permite fueros, ni privilegios, ni títulos de nobleza, menos aún la esclavitud;  sin embargo en Jujuy somos testigos del favoritismo, la impunidad y las  distracciones reiteradas que premian la transgresión de ciertos sectores, el manoseo de la justicia y la violación de los DDHH.