Redacción Perico Noticias // La reciente visita del presidente electo Javier Milei a Italia ha generado revuelo internacional tras asegurar inversiones millonarias para el país. El caso más destacado es el de Salta, donde la empresa Rio Tinto ha comprometido nuevos proyectos bajo el marco del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), beneficiando directamente a la provincia gracias a la gestión del gobernador Gustavo Sáenz. Sin embargo, este logro pone en evidencia las profundas diferencias entre las provincias del NOA, donde algunas han aprovechado el efecto del RIGI, mientras otras, como Jujuy, permanecen rezagadas.
Salta: audacia política y resultados concretos
El éxito de Salta se debe, en gran parte, a la visión estratégica de Sáenz, quien no solo gestionó la adhesión al RIGI, sino que trabajó activamente para generar un ambiente atractivo para las inversiones extranjeras. Este régimen permite exenciones fiscales y beneficios especiales para proyectos que apuesten por la producción y la exportación. El resultado: Rio Tinto expande sus operaciones en el sector del litio, un recurso clave para la transición energética global.
Salta muestra así un modelo de gestión que combina audacia política, promoción internacional y pragmatismo. Sáenz ha logrado lo que otros gobernadores del NOA parecen no alcanzar: traducir el potencial de sus provincias en hechos concretos.
Jujuy: promesas vacías y debates pendientes
En contraste, Jujuy, pese a adherir al RIGI en la legislatura provincial, no ha conseguido los mismos resultados. La senadora del PJ Carolina Moisés votó a favor del régimen, calificándolo como «un camino de salida» para la provincia. Incluso participó en reuniones en el exterior para fomentar inversiones en Jujuy, pero los resultados fueron nulos.
¿Se trata de falta de habilidad política, o de un voto estratégico vendido caro al oficialismo, como lo hiciera en su momento el senador nacional Edgardo Kueider? La falta de avances concretos en Jujuy plantea serias dudas sobre si sus representantes políticos están realmente comprometidos con el desarrollo o si simplemente disimulan con gestos simbólicos.
¿Qué dice la sostenibilidad del RIGI en Jujuy?
La adhesión de Jujuy al RIGI fue celebrada en su momento como un paso hacia el desarrollo sustentable. Sin embargo, expertos ambientalistas señalan que el modelo extractivista promovido por el régimen plantea riesgos ambientales significativos. En una provincia que se promociona como abanderada de la «energía verde», el desarrollo de proyectos extractivos sin una regulación estricta podría contradecir sus discursos sobre sostenibilidad.
A pesar de esto, los defensores del régimen argumentan que el RIGI no solo promueve inversiones, sino que también respeta estándares internacionales de cuidado ambiental. El problema, según los especialistas, no está en la ley en sí, sino en su implementación local y la falta de supervisión efectiva.
¿Tiene Jujuy otra opción para crecer?
Desde una perspectiva económica, los analistas coinciden en que Jujuy tiene potencial para diversificar su matriz productiva más allá del litio y el turismo. Sin embargo, la falta de infraestructura competitiva, incentivos fiscales claros y una visión a largo plazo frenan el crecimiento. Mientras Salta muestra cómo capitalizar los beneficios del RIGI, Jujuy parece quedar atrapada en la retórica, sin resultados tangibles.
Un llamado a la acción y al debate
El caso de Salta y Jujuy pone sobre la mesa una discusión urgente para el NOA: ¿Por qué algunas provincias logran resultados concretos mientras otras solo acumulan promesas? ¿Es el RIGI una oportunidad de desarrollo real o un salvavidas que beneficia solo a los mejor preparados políticamente? Y más importante aún, ¿qué rol deben jugar los representantes locales para garantizar que estas inversiones respeten la sostenibilidad y generen un impacto positivo para las comunidades?
La polémica está servida. Mientras tanto, Milei celebra en Europa lo que Gustavo Sáenz materializa en Salta, y Jujuy, con su adhesión al RIGI, se enfrenta al dilema de convertir discursos en acciones o perder otra oportunidad histórica de progreso.