La política argentina huele a crisis. Lo de anoche en el Senado y lo de estos días en la calle son señales que ningún observador serio debería ignorar: Milei llega a este domingo electoral al borde del cadalso, sin capital político, sin equipo económico creíble y con la sociedad al límite de la paciencia.
Los números de inflación, la desesperación de las familias que hacen fila en pleno invierno para defender una pensión por discapacidad, y el despilfarro de dólares del Tesoro para “planchar” un dólar que igual se escapa, muestran a un gobierno agotado antes de cumplir un año. Milei, que prometió dinamitar la casta, hoy se consume en internas furibundas con su propio círculo de poder.
La derrota en el Senado, que rechazó el veto a la emergencia en discapacidad y puso límites al uso arbitrario de los DNU, no es solo un traspié parlamentario: es la señal de que Milei perdió el control político. Desde ahora, cada medida deberá negociarla. El Congreso le marcó la cancha y le recordó que la república no admite dueños absolutos.
Este domingo será decisivo. Si la derrota en Buenos Aires se confirma, el gobierno quedará herido de muerte: sin respaldo electoral, Milei será un “pato rengo” prematuro, condenado a administrar la crisis en piloto automático. Octubre podría convertirse en el inicio de su ocaso.
La economía, mientras tanto, no espera. Con reservas evaporándose, default provincial extendiéndose y los mercados oliendo sangre, la Argentina se prepara para un cimbronazo que exigirá un nuevo equipo económico y, quizá, un cambio de rumbo tan drástico como inevitable.
El círculo rojo ya habla de “unidad nacional” y hasta de pactos de estabilización. Esos murmullos son el certificado de defunción de un experimento que no supo ser gobierno. A Milei ya le picaron el boleto: o se reinventa con humildad y acuerdos, o el derrumbe será histórico.
La historia argentina enseña que cuando el poder se vacía, lo que viene no es la continuidad: es el reemplazo. Milei está en vísperas de enfrentar su propia prueba de fuego, y todo indica que el cadalso ya está construido.