Redacción Perico Noticias // La Argentina se encuentra al borde de una tensión social sin precedentes, atrapada entre el ajuste feroz y la posibilidad de una nueva devaluación que podría hundir la economía en una depresión insoportable. La disyuntiva es clara: si el gobierno de Milei cede a la presión del FMI y devalúa, los precios se dispararán a niveles estratosféricos, pulverizando lo que queda del poder adquisitivo. Pero si decide mantener el tipo de cambio, ¿podrá sostenerlo sin colapsar las reservas y sin perder el apoyo del mercado?
En los últimos días, se ha filtrado la posibilidad de que el gobierno evalúe una devaluación del 15%, un número que, si bien parece moderado, implicaría un inmediato traslado a precios que generaría una nueva oleada de indignación social. Sin embargo, los rumores de una devaluación mayor, cercana al 50%, han encendido todas las alarmas. Un ajuste de esa magnitud arrasaría con cualquier ilusión de recuperación y pondría en jaque la gobernabilidad.
El gobierno de Milei, que hasta ahora ha demostrado una férrea determinación en resistir los embates del establishment internacional, se enfrenta a un dilema existencial. Si cede ante el FMI y acepta una corrección brusca del tipo de cambio, su imagen de líder inquebrantable quedará sepultada. La narrativa del león libertario, que prometió domar a la casta y acabar con la inflación, se convertiría en una tragedia griega en tiempo real.
El FMI quiere dólares, la sociedad quiere alivio y Milei está atrapado en el medio. La presión del Fondo para corregir el tipo de cambio viene acompañada de una promesa de desembolsos, dinero que el gobierno necesita para mantener un mínimo de estabilidad financiera. Hasta hace unos días, el acuerdo parecía encaminado con una devaluación negociada en torno al 20%, pero la idea de llevarla al 50% es un fantasma que aterra hasta a los propios libertarios.
La sociedad ha soportado meses de ajuste brutal, con salarios licuados, despidos y una caída del consumo que golpea a todos los sectores. Si a este cuadro se le suma una nueva corrida cambiaria y una inflación desbocada, la estabilidad política de Milei entrará en zona de riesgo. ¿Cuánto tiempo más podrá resistir la paciencia social antes de que las calles se conviertan en el escenario de un nuevo estallido?
Pero hay algo más inquietante en todo este escenario: ¿quién está amplificando estos rumores? La noticia de la posible devaluación extrema ha sido potenciada por sectores desplazados del poder, aquellos que hasta hace meses ocupaban los espacios de decisión y que hoy ven en la incertidumbre económica una oportunidad de regresar. La crisis siempre es terreno fértil para quienes buscan sembrar dudas y desgastar al gobierno.
Sin embargo, lo que no es un rumor, sino una certeza, es que una devaluación brutal rompería el eje de flotación del gobierno. Todo el sacrificio social soportado hasta ahora caería en saco roto y el modelo libertario entraría en un espiral de implosión política. Milei perdería su capital simbólico de liderazgo fuerte, y la paciencia de quienes apostaron por un cambio radical se transformaría en una furia difícil de contener.
¿Tiene La Libertad Avanza la espalda para resistir un golpe de esta magnitud? Hasta ahora, la coalición libertaria ha demostrado unidad y control sobre el discurso, pero una crisis de esta envergadura pondría a prueba la verdadera solidez del espacio. Sin resultados concretos en el corto plazo, el relato anti-casta podría dejar de ser suficiente para sostener el apoyo popular.
La pregunta final es inevitable: ¿el león libertario mantendrá su melena o está a punto de ser domesticado por la realidad? En los próximos días, la respuesta comenzará a definirse. Lo único seguro es que Argentina nunca deja de estar al filo del abismo.