La política, cuando encuentra hombres de acción genuina, cambia vidas. Y eso es exactamente lo que está ocurriendo en Monterrico: Luciano Moreira, intendente tabacalero, se encamina hacia un triunfo contundente en las elecciones del 11 de mayo, gracias a una gestión que reconcilió a la ciudad consigo misma, devolviéndole dignidad, esperanza y sentido de pertenencia.
En apenas meses, Moreira demolió la vieja política de abandono y privilegios, devolviendo a los vecinos hechos concretos: la inauguración de una red de alumbrado público, la recuperación de espacios verdes como la nueva plazoleta en el barrio Néstor Kirchner, y la construcción de un vínculo humano entre el Estado y la ciudadanía que hacía décadas no se veía.

Así como Maximiliano Pullaro en Santa Fe logró una victoria arrolladora enfrentando mafias enquistadas y vicios crónicos, Moreira transita en Monterrico la misma senda: gobernar para el pueblo, sin especulaciones ni ataduras partidarias, poniendo el interés del vecino por encima de todo. Y los resultados son contundentes: la comunidad vuelve a sentir que su voto vale, porque ve transformaciones reales.
En Santa Fe, Pullaro ganó en absolutamente todos los departamentos de la provincia, construyó una coalición sólida y venció a sus adversarios casi duplicándolos en votos. No nacionalizó la elección: la enfocó en las necesidades reales de su gente. Moreira está replicando esa estrategia: escucha, actúa, resuelve, mientras la vieja política se diluye en la impotencia.

El fenómeno Moreira se basa en su hiperdinamismo, en su presencia 24/7 y en su compromiso tangible. No hay privilegios, hay servicio. No hay excusas, hay soluciones. Esa actitud, inédita en Monterrico en las últimas décadas, ha generado una ola de confianza ciudadana que amenaza con arrasar en las urnas.
El barrio Néstor Kirchner, olvidado durante 14 años por gestiones anteriores, es hoy un símbolo del renacimiento. Las luces que se encendieron no son solo luminarias nuevas: son metáforas de una comunidad que vuelve a ver el futuro iluminado, tras años de oscuridad.
Muchos barrios más aguardan y confían en este proceso transformador. La expectativa es inmensa. Monterrico, esa perla del tabaco y la cultura del trabajo, empieza a respirar un aire nuevo. Uno que mezcla dignidad, confianza y futuro.
Todo indica que Luciano Moreira, como Pullaro en Santa Fe, sellará una victoria por demolición el próximo 11 de mayo. No por marketing, no por slogans vacíos, sino porque entendió que el poder solo sirve si se pone al servicio del pueblo.
Monterrico está lista para escribir una nueva página de su historia. Y Moreira, como buen constructor de futuro, tiene la lapicera en la mano.