Monterrico vive una transformación silenciosa pero contundente. La gestión del intendente Luciano Moreira volvió a poner el foco donde pocas veces se mira: en las rutas, en los accesos, en esos tramos rurales donde circulan trabajadores, productores y familias que también son ciudad, aunque estén lejos del casco céntrico.

Con el inicio de la obra de extensión de la red de alumbrado público y colocación de luminarias LED en las rutas provinciales N° 44 y 58, el jefe comunal honra un compromiso asumido con vecinos y productores tabacaleros de la zona, y envía un mensaje claro: el desarrollo no puede quedar limitado a las cuatro cuadras de la plaza.
La intervención se ejecuta en dos tramos concretos:
- Ruta 44: desde el paredón de la Escuela Nº 30 hasta la zona de Soto.
- Ruta 58: desde Soto hasta el paraje Tres Mundos, donde impacta con la Ruta 42.
No se trata solo de luces. Se trata de seguridad vial, productividad y dignidad cotidiana. En una ciudad cuya identidad productiva está marcada por el tabaco, mejorar la iluminación de las rutas significa cuidar a quienes van y vuelven de los surcos, reducir riesgos de siniestros, facilitar el transporte de la producción y dar previsibilidad a la logística rural.

Moreira viene insistiendo en cada intervención pública en una idea matriz: Monterrico se gobierna para todos, mayorías y minorías. En este caso, la decisión de invertir en un corredor productivo más alejado del centro ratifica una mirada inclusiva del territorio: los barrios, los parajes, las fincas y las rutas también son parte del mapa de prioridades.
La elección de tecnología LED no es menor: reduce el consumo energético, baja costos operativos para el municipio y mejora la calidad lumínica para los usuarios de la vía pública. Desde una lógica de gestión moderna, la obra combina impacto social, eficiencia económica y sostenibilidad, alineando la política local con estándares actuales de infraestructura inteligente.
Para los vecinos de la zona, este avance tiene además un componente emocional: durante años, circular de noche por estos tramos fue sinónimo de oscuridad, peligro y sensación de abandono. Hoy, la extensión del alumbrado público se vive como un gesto concreto de reconocimiento: el Estado municipal llega donde antes no estaba.
En la city tabacalera, donde cada campaña productiva depende del esfuerzo conjunto de productores, trabajadores y familias, el mensaje es nítido: el municipio no solo administra, acompaña. Iluminar rutas 44 y 58 es, en términos de gestión, iluminar también la expectativa de un futuro más seguro, más integrado y más justo para todos los rincones de Monterrico.
