El intendente de Monterrico, Luciano Moreira, no sólo administra un municipio: está reconfigurando el mapa de oportunidades para la juventud. Con la primera cancha pública de fútbol 7 con césped natural de alta calidad en el barrio San Cayetano, el jefe comunal concreta una promesa que muchos consideraban imposible en una ciudad que, hasta hace poco, no contaba con infraestructura deportiva a la altura de sus talentos.
Lejos de la lógica de la obra para la foto, el proceso fue paciente, técnico y transparente. Durante meses se trabajó en la preparación del suelo, tratamiento profesional del césped y planificación de la infraestructura complementaria. Hoy, con el primer corte del césped ya realizado, comienza la etapa de instalación de arcos, cerramiento para la pelota e iluminación, consolidando un espacio que estará al servicio del barrio y de toda la ciudad.

Moreira gobierna con una consigna clara: “para todos”, sin distinción de banderas políticas. La nueva cancha no lleva sello partidario, sino comunitario. Está pensada para los chicos y chicas de los barrios San Cayetano, La Virginia y San Ramón, pero también para cualquier pibe de Monterrico que quiera jugar, entrenar, soñar con un futuro en el deporte o, simplemente, tener un lugar digno donde encontrarse con sus amigos y apropiarse del espacio público.
En una ciudad donde históricamente “no había condiciones para hacer deporte en serio”, levantar una cancha pública con césped natural de calidad es más que una obra: es una señal política y ética. Implica decirle a la juventud que el Estado municipal cree en ellos, que está dispuesto a invertir en su presente y en su futuro, y que el deporte no es un gasto sino una estrategia de desarrollo humano, social y comunitario.

La apuesta de Moreira por el deporte como política de Estado se sostiene sobre tres pilares: palabra cumplida, gestión abnegada y transparencia. No se trata de promesas al aire sino de compromisos transformados en hormigón, césped, luz y espacios seguros. En un contexto nacional complejo, Monterrico empieza a convertirse en ejemplo de cómo un municipio puede, con decisión y planificación, romper la inercia de la resignación y ofrecer horizontes de esperanza real a sus jóvenes.
La cancha de fútbol 7 de barrio San Cayetano no es sólo un rectángulo verde: es el símbolo de una ciudad que empieza a creer que los sueños colectivos también se pueden pisar, correr y celebrar.
