Pascuttini: “El tabaco jujeño tiene calidad internacional, exigimos un precio justo”

Pascuttini: “El tabaco jujeño tiene calidad internacional, exigimos un precio justo”

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Las negociaciones por el precio del tabaco en Jujuy se han convertido en un pulso de alto voltaje entre los productores y la industria, con la figura de Pedro Pascuttini emergiendo como el principal bastión del reclamo tabacalero en el NOA. A pesar de que la reunión de esta mañana no logró un acuerdo definitivo, la posición del sector productivo quedó claramente establecida: $4.800 por kilo de tabaco B1F es el piso mínimo para sostener la actividad en un contexto de inflación, costos en alza y presión fiscal desbordante.

El punto de quiebre en esta discusión es que, por primera vez en años, la industria cuenta con un margen de maniobra inédito gracias a la eliminación de las retenciones por parte del Gobierno Nacional. Para los productores, este cambio estructural en la carga tributaria sobre el sector no puede ser ignorado en la negociación de precios. Si las exportadoras ya no deben tributar ese porcentaje al Estado, es justo que ese beneficio se traslade a quienes sostienen la producción con costos cada vez más altos.

La calidad del tabaco jujeño: un argumento irrefutable

Uno de los argumentos más sólidos en la postura de los productores es la calidad diferencial del tabaco jujeño. En el mercado internacional, no todo el tabaco tiene el mismo valor, y el que se cultiva en Jujuy tiene reconocimiento por sus estándares de homogeneidad, rendimiento y consistencia industrial. Esto reduce costos de procesamiento para la industria, permitiendo mejores márgenes de comercialización y exportación.

Pascuttini fue enfático en este punto:
«La industria no puede seguir fijando precios únicamente en función del volumen global del mercado. Nuestro tabaco no es un tabaco más, es un producto de alto rendimiento y calidad certificada. Queremos un precio que refleje esa realidad.»

Con la demanda mundial de tabaco fluctuando y con mayor competencia de otros países productores, la calidad se convierte en un factor estratégico clave. La industria no puede permitirse perder producción de alto valor, y esto fortalece la posición de los productores jujeños en la negociación del tabaco virginia, producido en el NOA.

La presión fiscal: el otro elefante en la sala

Si bien los altos costos productivos estan vinculados en la caída de subsidios a la energía, el sector tabacalero tiene una lectura más profunda. La carga impositiva de las provincias también es una de las principales trabas para la rentabilidad del productor, y es un factor que la industria debe considerar al definir el precio.

Los productores deben enfrentar:

  • Ingresos Brutos (IIBB), que castiga la rentabilidad de la actividad.
  • Impuesto Inmobiliario Rural, que grava las tierras productivas sin contemplar las fluctuaciones de ingresos.
  • Tasas municipales y provinciales, que suman costos fijos en cada etapa de producción.

Para los tabacaleros el problema no es solo la suba de costos energéticos, sino un esquema de presión fiscal que deja a los productores con márgenes cada vez más reducidos.

«El sector está sosteniendo la actividad con números que no cierran, y si la industria quiere seguir contando con tabaco de calidad, tiene que reconocerlo en el precio, sostuvo Pascuttini»

El desafío para la industria: ¿se arriesgarán a una caída de la producción?

El sector tabacalero ha dejado en claro que la producción no es infinita. Si los precios no reflejan la realidad de los costos, muchos productores podrían abandonar la actividad, reduciendo la oferta disponible. En un mercado global donde la calidad es un diferencial estratégico, la industria enfrenta una decisión clave:

  • Sostener su rentabilidad a corto plazo, pagando un precio bajo y arriesgando la continuidad de los productores.
  • Reconocer la nueva realidad económica y pagar un precio acorde para garantizar la estabilidad de la producción.

Para los productores, no es una cuestión de oportunidad, sino de supervivencia. Con costos productivos que rondan los 12.000 dólares por hectárea, el precio actual simplemente no cubre las necesidades del sector.

La industria tiene la última palabra

Con la eliminación de las retenciones, la presión fiscal local y el diferencial de calidad del tabaco jujeño, la postura de los productores es más sólida que nunca. Pascuttini se ha convertido en el principal interlocutor de un reclamo legítimo en el NOA, y la industria debe decidir si mantiene su esquema de presión sobre el precio o si finalmente reconoce las condiciones excepcionales del mercado actual.

El futuro de la producción tabacalera se define en estas semanas, y el resultado de la negociación impactará no solo en los productores del NOA, sino en toda la cadena de valor del sector.

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