En el Día Internacional del Cooperativismo, Perico levanta su nombre con orgullo, no solo como una ciudad en constante búsqueda de crecimiento, sino como la capital provincial del cooperativismo, un título ganado con hechos, con historias de esfuerzo colectivo, con instituciones que, silenciosamente, han sido el corazón palpitante de su desarrollo.
Aquí, en esta tierra fértil de sueños posibles, las cooperativas no fueron una moda ni una salida transitoria: fueron la esencia del progreso. Desde aquella primera cooperativa vitivinícola a principios del siglo XX —cuando los pioneros de la zona comprendieron que solo trabajando juntos podían vencer las adversidades del clima y del mercado—, hasta la histórica Cooperativa Eléctrica de Perico, nacida en el siglo pasado para llevar luz a los hogares cuando el Estado aún no llegaba, Perico aprendió una lección que hoy es más vigente que nunca: la salida es colectiva, o no será.

En la década del 60, la Cooperativa Telefónica de Perico irrumpió como un símbolo de modernidad y autogestión: mientras muchas localidades del interior seguían aisladas, Perico conectaba sus voces con el mundo gracias al empuje de sus vecinos organizados. La Cooperativa de Tabacaleros, aún vigente y fuerte, ha sido no solo la columna vertebral del trabajo rural, sino también una escuela viva de democracia económica. Las cooperativas de feriantes mayoristas dieron oxígeno a la economía informal y permitieron que cientos de familias dignifiquen su sustento. Las cooperativas de remises, de construcción, de servicios múltiples… todas ellas tejieron un entramado de respuestas que ni el mercado ni el Estado ofrecieron a tiempo, pero que el pueblo supo darse a sí mismo.

Cooperar es crear futuro sin esperar permiso. Y en tiempos donde las políticas neoliberales y la concentración del poder económico amenazan con desintegrar los lazos comunitarios, el cooperativismo se yergue como un antídoto de esperanza, como una praxis profundamente democrática y solidaria. No es caridad, es organización. No es ideología, es justicia social en acción. Las cooperativas, desde su origen en Rochdale en 1844 hasta su consagración en la Alianza Cooperativa Internacional, han sido faros para quienes creen que la dignidad no se delega, se construye juntos.
Hoy, cuando el mundo celebra la cooperación como principio universal para un desarrollo sostenible, Perico tiene más que celebrar: tiene para enseñar. Porque su historia está empapada de esa convicción solidaria, de esa ética del “nosotros”, del poder del esfuerzo común. Perico no sería lo que es sin sus cooperativas: no habría electricidad en su historia, ni voz, ni cosecha, ni movilidad, ni comercio justo sin el brazo extendido de estas organizaciones hermanas.

Que este día no sea solo un saludo formal. Que sea un reconocimiento profundo, una renovación del compromiso cooperativo, una declaración de principios frente al individualismo que a veces amenaza con invadirlo todo. Y que las nuevas generaciones de periqueños y periqueñas sepan que hay otro modelo posible, que hay otra forma de crecer: una donde nadie se salva solo, donde el éxito es colectivo, y donde la dignidad se construye de abajo hacia arriba.
¡Feliz Día del Cooperativismo a todas las cooperativas de Perico! Gracias por enseñarnos, por resistir y por seguir alumbrando un modelo que pone a las personas por delante del capital.