En Perico no ganó ningún partido. En Perico ganó la ausencia. El 11 de mayo, el ausentismo se consagró como la primera fuerza electoral. La mayoría silenciosa, los más de 17.000 ciudadanos que no fueron a votar, y miles más que votaron en blanco o por listas que quedaron afuera, se convirtieron en el símbolo trágico de una democracia que no representa, no incluye y no conmueve.
Con casi 42.000 electores habilitados, en una ciudad que supera los 64.000 habitantes, solo tres fuerzas lograron superar el piso del 5%, umbral antidemocrático que destruye la diversidad y pisotea el pluralismo. Los “ganadores” de esta elección se cuentan por nombres, no por mayorías:
- La Libertad Avanza logró 5.453 votos (19,79%) y se quedó con dos bancas.
- Frente Jujuy Crece, 4.269 votos (15,49%), accedió a una banca.
- Frente Justicialista, con 2.368 votos (8,59%), también obtuvo una banca.
¿Dónde está el escándalo? En que ninguna de estas fuerzas representa ni al 15% de la población, ni siquiera a la mitad del padrón. En que entre todas, no superan el 30% del electorado habilitado. Y en que más de 15.000 votos fueron arrojados a la basura, sin representación ni derecho a la palabra. ¿Esto es democracia?
Una elección que debería ser anulada por inconstitucional
La Constitución Provincial de Jujuy es clara: toda ciudad con más de 50.000 habitantes debe tener 10 concejales. Perico tiene más de 64.000 habitantes, pero solo eligió cuatro bancas. Esto convierte a la elección en abiertamente inconstitucional. Y sin embargo, nadie dijo nada. Ni un concejal electo levantó la voz. Ni un solo candidato denunció la violación.
¿Qué autoridad moral tienen quienes dicen “representar al pueblo” si callan frente a la mutilación institucional de la ciudad? ¿Cómo pueden sentarse en una banca sabiendo que faltan dos voces? ¿A quién representan, si no defienden al soberano?
Piso electoral: la trampa legal del poder
El piso de 5% (unos 2.100 votos) es un filtro brutal. Con ese sistema, cualquier fuerza con menos apoyo queda automáticamente fuera, sin importar si representa una voz legítima. Así, quedaron excluidas más de 20 listas que en total reunieron más de 15.000 votos, muchos más que cualquiera de los partidos ganadores. Esos votos fueron excluidos, silenciados, anulados por diseño.
Este sistema fabrica concejales sin pueblo y excluye pueblos sin concejales. Es un mecanismo perverso que simula democracia para consagrar una oligarquía partidaria.
Una tormenta perfecta de ilegitimidad
La elección del 11 de mayo en Perico fue un fraude institucional sin necesidad de trampa física. No se necesitó robar urnas: bastó con jugar con las reglas. Bastó con mantener un piso injusto. Bastó con ignorar la Constitución. Bastó con callar.
Y lo más grave: bastó con que nadie se indigne. Nadie. Ni los candidatos. Ni los ganadores. Ni el gobierno. Ni la Justicia Electoral. Todos cómplices del silencio.
¿Qué sigue?
Perico debe despertar. El pueblo debe exigir:
- La ampliación inmediata del Concejo Deliberante a 10 bancas.
- La reforma urgente del sistema electoral para eliminar el piso antidemocrático.
- Una auditoría cívica del proceso electoral del 11 de mayo.
- Una nueva elección, legal y representativa, que repare el atropello constitucional.
Porque una democracia sin pueblo es una dictadura elegante. Y en Perico, la elegancia se terminó.