En un país donde la agenda la suele imponer la urgencia, un grupo de vecinos de Perico se adelantó al golpe. Mientras el Gobierno nacional lanza el “SuperIVA” y con él el recorte feroz a las provincias, en Perico ya había quienes hablaban —con lenguaje sencillo, pero precisión quirúrgica— de la necesidad de transformar la matriz impositiva. Lo que hoy es un grito nacional, allí fue propuesta antes de que explotara el escándalo fiscal. Y lo más llamativo: la idea no nació en un ministerio ni en una consultora porteña, sino en una lista vecinal.
Fabricio Calivar, enfermero, líder social y candidato a concejal por la Lista 192 del Partido LyDER, lleva semanas recorriendo barrios, ferias y radios locales explicando algo que parecía abstracto, pero hoy se muestra con nitidez brutal: la madre de todos los problemas en Jujuy es tributaria. El nudo gordiano de la crisis provincial, ese enredo histórico que impide crecer y administrar, se desata desde una reforma impositiva profunda. Y mientras el país entero descubre el agujero negro de la coparticipación y los límites de un sistema fiscal disfuncional, en Perico ya se había encendido la alarma.

Una propuesta política antes de su tiempo
La propuesta que Calivar impulsa —junto a sus compañeros de la Lista 192— es claramente política, aún no institucional, porque todavía no gobiernan, ni legislan, ni tienen los votos. Pero tienen algo más raro y escaso: una visión. Proponen un cambio de paradigma: transformar los impuestos municipales en activos ciudadanos, con trazabilidad pública, participación accionaria de los contribuyentes, y desarrollo de un nuevo mercado local a partir de la reconversión de los tributos.
En otras palabras, no se trata solo de que el Estado cobre lo justo, se trata de coptarlo, para que invierta mejor, y rinda cuentas en tiempo real, al ser los vecinos siempre los titulares de los fondos. En un contexto donde el SuperIVA pone en jaque a todas las provincias al recentralizar la recaudación y obligarlas a achicar a la fuerza, Perico tiene —aunque aún en fase de propuesta— un modelo alternativo: uno basado en autonomía fiscal, producción local y empoderamiento ciudadano.
¿Municipios como delegaciones o como motores?
Lo que está en juego es mucho más que una banca. Sin una ley de coparticipación provincial seria, Perico y todos los municipios corren el riesgo de convertirse en meras delegaciones administrativas, sin recursos, sin autonomía, sin rumbo. La provincia, asfixiada por la caída de transferencias, tendrá que elegir: o sostiene su aparato central, o empodera a los municipios. Pero ya no podrá hacer ambas cosas. Y si no cambia, ahogará a sus pueblos o se hundirá con ellos.
Calivar lo dijo antes de que el SuperIVA lo hiciera evidente: “Si no reconvertimos los impuestos, vamos camino al colapso silencioso”. Hoy, esa advertencia resuena como eco incómodo, los municipio deben reconvertir los impuestos, el ciudadano no puede sacrificarse.
¿Será escuchado?
La pregunta es la que siempre duele: ¿tendrá tiempo de llegar esa idea a los oídos del pueblo antes del domingo? ¿O pasará como tantas veces, donde la oportunidad aparece en un margen de boleta y no en el centro de la escena?
Porque lo que está proponiendo Calivar no es utopía, es sentido común con herramientas modernas (una nueva ordenanza tributaria). Y en un momento donde la inflación ahoga, la incertidumbre paraliza y la motosierra se vuelve necesidad, solo quienes hayan pensado antes estarán preparados después.

Perico no solo comparte la agenda de Milei: la interpretó mejor, la bajó al territorio, la volvió propuesta concreta y superadora. Solo falta que la ciudadanía se atreva a mirar hacia donde nadie suele mirar: al costado, al vecino que se animó a pensar antes, a decir lo que nadie decía, a planear lo que otros aún no entienden.
Este 11 de mayo, Perico puede ser un experimento fallido o la ciudad que se anticipó al caos con inteligencia fiscal y coraje político. La oportunidad está ahí. Como un rayo que no cae dos veces en el mismo lugar. Solo falta que alguien lo vea.