Perico ya no tolera el despilfarro ni el acomodo: se acabó la política de planilla y parentesco

Perico ya no tolera el despilfarro ni el acomodo: se acabó la política de planilla y parentesco

Perico Noticias®//En Perico el problema ya no es solo quién gobierna, sino cómo se gobierna.
Falta de transparencia, gasto público descontrolado y un modelo clientelar que compra lealtades en lugar de resolver problemas estructurales: esa es la tríada que está llevando a la ciudad a un punto límite.

En pocos días asumirán los nuevos concejales y el intendente dejará de tener mayoría automática en el Concejo Deliberante. En otro tiempo eso hubiera sido un terremoto político. Hoy, con la potencia de las redes y los nuevos canales de comunicación, es apenas un dato institucional: un vecino con un “vivo” bien armado tiene más llegada real que la voz pasiva de un concejal atado a viejas lógicas.
La política cambió. Los que no lo entiendan quedarán expuestos y obsoletos.

El viejo modelo: caja, clientela y silencio

El oficialismo local operó durante años sobre tres pilares:

  • Gasto público sin control: una masa salarial que se infla, estructuras duplicadas, contratos sin criterio productivo y un presupuesto armado para sostener lealtades, no para generar riqueza.
  • Opacidad como norma: poca o nula información en tiempo real sobre licitaciones, contrataciones, estructura de costos, sueldos políticos, deudas y prioridades de inversión.
  • Clientelismo como herramienta central: trabajo municipal como recompensa, favores a cambio de alineamiento, asistencia discrecional a organizaciones amigas. La política convertida en “gestión de necesidad” y no en construcción de futuro.

Ese modelo está agotado. No solo porque sea inmoral e ineficiente, sino porque la sociedad ya lo ve.
La falta de transparencia y la lógica de la dádiva son hoy el principal pasivo reputacional del oficialismo.

Un Concejo con nueva composición… y una ciudadanía con nueva conciencia

La nueva conformación del Concejo Deliberante abre una ventana. No garantiza nada, pero permite algo: conflicto, debate y control. Lo que antes se aprobaba a libro cerrado ahora deberá explicarse. Eso, en democracia, es saludable.

Pero no alcanza con cambiar mayorías.
Los concejales –oficialistas y opositores– quedan atrapados en una realidad nueva:

  • Cualquier sesión puede ser transmitida y analizada en vivo.
  • Cualquier expediente puede convertirse en tema de agenda ciudadana en cuestión de horas.
  • Cualquier voto puede ser escrutado por vecinos que ya no “compran verso” ni temen señalar a los responsables.

En este contexto, el Concejo Deliberante deja de ser una escribanía y se transforma, quiera o no, en un espacio de rendición de cuentas.
El interrogante es simple: ¿estarán a la altura?

La microeconomía se decide en el Concejo: o se gobierna con ideas o se administra la decadencia

Los grandes titulares nacionales hablan de dólar, reservas, FMI y deuda. Pero la vida diaria de la gente de Perico se define en decisiones microeconómicas que pueden y deben nacer en el Concejo y el Ejecutivo local:

  • Ordenanzas inteligentes para bajar presión impositiva al comercio y la producción, sin romper el equilibrio fiscal.
  • Marcos normativos que faciliten créditos locales, consorcios productivos, clústeres comerciales y tecnológicos.
  • Herramientas para atraer inversión privada, potenciar el parque industrial, profesionalizar el sector servicios.
  • Estrategias para prevenir la inseguridad desde la creación de empleo, urbanismo, iluminación, movilidad y trabajo comunitario.
  Tan grande fue el “riesgo Kuka” que Milei terminó siendo más Kuka que los Kuka, pero sin sensibilidad social

La economía nacional se retrae. El consumo cae. El poder adquisitivo se deteriora.
La pregunta no es si Perico puede evitar el contexto: no puede.
La pregunta es otra:

¿Vamos a administrar la caída o vamos a diseñar un modelo local para amortiguarla y transformarla en oportunidad?

Tecnología no es “modernización estética”: es control, gobernanza y rendimiento

Digitalizar trámites no es modernizar el Estado.
Perico no necesita una capa de pintura sobre el mismo esquema; necesita un cambio de lógica:

  • Portal de datos abiertos con presupuesto en tiempo real, mapa de obras, sueldos políticos, proveedores y contrataciones.
  • Sistema de seguimiento de proyectos donde cada ordenanza tenga plazos, indicadores y responsables visibles para cualquier vecino.
  • Tablero de control público de empleo local, aperturas y cierres de comercios, nivel de actividad, recaudación y gasto por rubro.
  • Herramientas digitales para participación ciudadana vinculante en temas clave: uso del suelo, prioridades de inversión, movilidad urbana, seguridad preventiva.

No se trata de “mostrar transparencia”, se trata de no poder esconder nada.
No se trata de “simular eficiencia”, se trata de medir el rendimiento y exponerlo públicamente.

En ese ecosistema, las ideologías pasan a segundo plano:
lo que importa es quién resuelve problemas, quién anticipa desafíos, quién genera valor social y económico.

Preguntas que ya no admiten demoras

Si la nueva clase política local quiere ser tomada en serio, deberá responder –con hechos, no con slogans– a preguntas básicas:

  • ¿Cómo piensan reducir el gasto público improductivo sin tirar a la calle a trabajadores, sino reorientando tareas hacia servicios útiles y medibles?
  • ¿Qué plan tienen para evitar que Perico se transforme en una ciudad fantasma si el comercio sigue cayendo?
  • ¿Cómo van a integrar Perico al mundo: exportaciones, turismo, servicios basados en conocimiento, economía del dato, logística regional?
  • ¿Qué modelo diseñan para acompañar la migración tecnológica de jóvenes y empresas, en lugar de ver cómo el talento se va?
  • ¿Qué esquema de incentivos fiscales e infraestructura proponen para que invertir en Perico sea un buen negocio económico y social?

Si no hay respuestas, no hay futuro.
Y si no hay futuro, los nombres propios de la política local entrarán juntos en la misma bolsa: los mismos de siempre, que vivieron del Estado mientras la ciudad se achicaba.

Se terminó la era del apellido; empieza la era del rendimiento

El nepotismo y el recambio de apellidos dentro de las mismas familias políticas son una estafa silenciosa al sistema democrático. Perico no necesita herederos del poder; necesita gestores con métricas, ideas, ética y resultados.

  Festival de importaciones, desierto de fábricas: el experimento Milei entra en zona de colapso

La nueva cultura política que la ciudad demanda se basa en cuatro pilares:

  1. Creatividad permanente: no alcanzan los manuales viejos; hay que innovar en financiamiento, alianzas público-privadas, desarrollo humano y económico.
  2. Rendimiento constante: metas, indicadores, plazos, evaluación pública. El que no rinde, se va.
  3. Justicia social real: no como discurso, sino como acceso efectivo a oportunidades, empleo digno, servicios de calidad e igualdad ante la ley.
  4. Realización para todos: una ciudad donde el esfuerzo individual tenga sentido porque el entorno institucional no conspira contra quien invierte, trabaja o emprende.

Perico está frente a una bisagra.
O profundiza un modelo clientelar opaco, caro e improductivo,
o se anima a inaugurar una etapa donde el poder se gana por resultados, no por redes de favores.

La ciudadanía ya decidió que no quiere más de lo mismo.
Ahora le toca al Concejo Deliberante y al Ejecutivo demostrar si están a la altura de esa exigencia.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *