Peronismo jujeño: el espejo roto que puede sellar su tumba en octubre

Peronismo jujeño: el espejo roto que puede sellar su tumba en octubre

En Jujuy, el peronismo parece decidido a protagonizar un suicidio político en cámara lenta. Con la inscripción confirmada de dos frentes —Frente Fuerza Patria y Fuerza Primero Jujuy Avanza— y la ausencia, por ahora, del partido de la senadora Carolina Moisés (Jujuy Gana), el escenario se perfila hacia una fragmentación que no solo reduce sus chances, sino que amplifica la narrativa más temida por su propio electorado: “son los mismos de siempre”.

El dato que puede cambiar la foto llegará el 17 de agosto, fecha límite para inscribir partidos. Si Moisés concreta su ingreso formal a la contienda, ya no hablaríamos de dos, sino de tres frentes peronistas en la provincia. Una tríada que, lejos de sumar volumen electoral, dispersa fuerzas, diluye banderas y regala votos a sus rivales históricos y coyunturales: La Libertad Avanza y la Izquierda. La abstención de Moisés que seguirá ejerciendo el cargo de senadora hasta el 2029 no la exime de una derrota, pues no será heredera luego del 2027 cuando nada quede del peronismo jujeño, pués el tiempo no lavará el barro de la especulación.

La inversión de la máxima de Perón

El General dejó una regla de oro: “Primero la Patria, después el Movimiento, y al último los hombres”. En Jujuy, la ecuación se invirtió: “Primero los hombres”. Personalismos, egos y pequeñas cortes internas han sustituido la doctrina por la supervivencia de cúpulas. Esta disociación impide construir una narrativa movilizadora, y lo que debería ser un frente común contra la avanzada libertaria se convierte en una competencia doméstica por migajas de poder.

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La alquimia pendiente

Sin embargo, aún queda margen para un acto de realismo político:

  • El peronismo kirchnerista podría integrarse con renunciamientos estratégicos, abandonando posiciones fijas para articular un relato de defensa popular ante el ajuste.
  • El peronismo conservador —incluido el espacio de Moisés— tendría que abdicar pretensiones jerárquicas y aceptar una mesa de conducción horizontal.
  • La meta: una triada que, por volumen estructural y capacidad territorial, logre instalar la disputa en un mano a mano con LLA, la fuerza favorita que empatiza con el hartazgo social y vende una promesa disruptiva: “menos Estado, menos casta y otro mañana sin los de siempre”.

La grieta jujeña

La grieta nacional, tan profunda que divide mesas familiares, tiene su eco en Jujuy. Milei ha sabido coronar el símbolo del anti-sistema, y lo hace con la bandera de que el Estado y la política tradicional son lastres. El peronismo jujeño, dividido, no tiene cómo contrarrestar esa percepción. Un frente único no garantiza una banca este año, pero sí un punto de partida para 2027.

El límite y la tumba

La oportunidad está en la mesa. No en llamados aislados, no en cafés de dirigentes, no en grupos de WhatsApp, sino en una mesa política ampliada, cara a cara. Si hasta el 17 de octubre —fecha icónica para el movimiento— no hay acuerdo, la derrota será más que un resultado electoral: será la tumba del peronismo en Jujuy. El señoreaje histórico será barrido, no por ideologías ajenas, sino por tozudez antiperonista interna.

Y tal vez, de esas cenizas, surja un Jujuy mestizo y zurdo, más parecido al primer peronismo del ‘45 que a la estructura que hoy dice representarlo.

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