Redacción Perico Noticias // El reciente anuncio del ministro de Hacienda de Jujuy, Federico Cardozo, al presentar el proyecto de presupuesto 2025, dejó más dudas que certezas. Las cifras y declaraciones expuestas en la legislatura parecen contrastar con la realidad económica provincial y nacional, revelando un presupuesto frágil, dependiente y lleno de inconsistencias. Analicemos los puntos clave que hacen de este proyecto un plan con “pies de barro”.
Superávit que no es tal: Un juego de números
Según Cardozo, Jujuy cerrará 2024 con un “pequeño superávit” de 7.000 millones de pesos, lo que contradice los 227.462 millones que figuraban previamente en los informes oficiales. ¿Cómo puede haber una brecha tan abismal en las cifras? Esta inconsistencia genera sospechas sobre la verdadera situación financiera de la provincia y si realmente se ha logrado una administración responsable de los recursos, como sostiene el ministro.
La reforma impositiva nacional: Una amenaza ignorada
El presupuesto 2025 ignora deliberadamente el decreto nacional que busca reducir el 90% de los impuestos nacionales, lo que impactará directamente en la coparticipación federal, fuente esencial de ingresos para Jujuy. A pesar de las advertencias, el ministro asegura que los ingresos nacionales se mantendrán “cercanos a los actuales”, basándose en un optimismo sin sustento.
Este desajuste es alarmante, considerando que Jujuy es una de las provincias más dependientes de la coparticipación. Sin una estrategia clara para enfrentar esta eventualidad, el presupuesto se convierte en un riesgo para la estabilidad económica provincial.
Recomposición salarial insuficiente: Ajuste sobre los trabajadores
El proyecto incluye una proyección de recomposición salarial del 18,3%, siguiendo la pauta macrofiscal nacional. Sin embargo, en un contexto donde la inflación real supera ampliamente este porcentaje, esta cifra implica una pérdida de poder adquisitivo para los empleados públicos. Además, destinar el 90% de los ingresos por coparticipación al gasto en personal deja poco margen para inversiones o contingencias.
Aunque se promete un pase a planta y recategorización de empleados públicos, la falta de recursos propios sólidos pone en duda la sostenibilidad de estas medidas.
La coparticipación municipal: Promesas para el futuro
Cardozo mencionó que la nueva Ley de Coparticipación Municipal está siendo analizada por el gobernador y que aún no se incluye en el presupuesto 2025. En otras palabras, los municipios seguirán trabajando bajo el esquema actual, postergando cualquier reestructuración hasta, al menos, 2026. ¿Por qué hablar de una reforma que no tiene impacto inmediato? Este retraso erosiona la credibilidad del gobierno provincial y de sus promesas de descentralización.
Obras públicas: ¿Prioridad o espejismo?
El aumento del 170% en el presupuesto para obras públicas y bienes de capital, pasando de 79 mil millones a 213 mil millones, es uno de los pocos aspectos destacados del plan. Sin embargo, esta inversión parece estar basada en proyecciones de ingresos que podrían no concretarse debido a los cambios impositivos nacionales. Si los recursos esperados no llegan, ¿de dónde saldrá el financiamiento?
Una planificación temeraria
El presupuesto 2025 de Jujuy no es más que un castillo de naipes construido sobre proyecciones optimistas, ignorando las realidades económicas y las reformas nacionales en curso. La dependencia excesiva de la coparticipación, la falta de previsión frente a la reforma impositiva y una recomposición salarial insuficiente plantean un panorama sombrío.
Si el gobierno provincial no ajusta su estrategia y actúa con mayor realismo, el impacto para los trabajadores, los municipios y la ciudadanía será inevitable. Hablar de “administración responsable” mientras se minimizan riesgos estructurales es, en el mejor de los casos, ingenuo; en el peor, una muestra de desidia.