“Presupuesto 2026: pagar o vivir. El ajuste eterno que condena al NOA a la pobreza extrema”

“Presupuesto 2026: pagar o vivir. El ajuste eterno que condena al NOA a la pobreza extrema”

Argentina enfrenta vencimientos por USD 57.000 millones en apenas un año y medio, una cifra imposible de afrontar sin profundizar el ajuste sobre las provincias. La prioridad absoluta de “pagar todo afuera” anticipa un Presupuesto 2026 devastador: menos obra pública, menos ATN, menos desarrollo productivo y más pobreza estructural en el interior profundo. Mientras el gobierno nacional se obsesiona con cumplir a cualquier costo, no diseña ninguna estrategia seria para exportar valor agregado ni asociarse con las provincias para generar divisas genuinas. El resultado es un país arrodillado, sin plan de crecimiento, donde el NOA vuelve a quedar como territorio de sacrificio.

Editorial

El dato es brutal y no admite maquillaje: Argentina debe pagar alrededor de USD 57.000 millones en el próximo año y medio entre compromisos con el FMI, acreedores privados y otros organismos internacionales. Esa cifra, en un país con actividad económica estancada y con niveles de pobreza superiores al 50% en vastas regiones, no es un cronograma financiero: es una condena política.

El mensaje que baja desde la Casa Rosada es tan simple como peligroso:

Primero se paga la deuda; después se ve qué pasa con las provincias, la producción y la gente.

Eso significa varias cosas concretas para 2026:

  • Presupuesto nacional escrito para los acreedores, no para el país.
  • Recorte extremo de transferencias discrecionales a las provincias (como los ATN).
  • Parálisis o cancelación definitiva de miles de obras públicas ya frenadas.
  • Cero política seria para impulsar exportaciones con valor agregado junto a las provincias.

En otras palabras: la política económica se reduce a una frase hueca pero letal: “primero pagar”.

Provincias a la intemperie: el fin de los ATN y la obra pública

Los Aportes del Tesoro Nacional no son un lujo: son el salvavidas fiscal que sostiene salarios, servicios básicos y emergencias en municipios y provincias del interior. Cuando el gobierno nacional decide que el único norte es “honrar la deuda externa” aun a costa de asfixiar a los distritos, lo que está diciendo es que el ajuste real se va a ejecutar en las economías regionales.

El cuadro se agrava porque la obra pública ya está paralizada en buena parte del país. Sin rutas nuevas, sin infraestructura hídrica, sin parques industriales bien equipados, sin redes logísticas modernas, no hay forma de que el NOA, el NEA o cualquier región periférica pueda insertarse competitivamente en el comercio internacional.

El gobierno repite el mantra de “abrirse al mundo”, pero un país que solo vende materias primas sin infraestructura ni apoyo productivo es, en la práctica, un proveedor barato y dependiente, no un socio estratégico.

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El error estratégico: pagar sin producir

El problema de fondo no es solo la magnitud de los vencimientos, sino la lógica con la que se los enfrenta.

En vez de plantear un acuerdo político federal para:

  • priorizar sectores productivos con alto valor agregado,
  • impulsar cadenas agroindustriales, mineras y energéticas con contenido tecnológico nacional,
  • invertir junto a las provincias en logística, puertos secos, parques industriales, conectividad y energía,

el gobierno eligió el camino más fácil y más destructivo:

  • recortar, ajustar, paralizar,
  • y anunciar que lo único sagrado son los pagos externos.

Sin crecimiento, sin plan exportador serio y sin motor productivo, pagar USD 57.000 millones es como intentar vaciar el mar con una cuchara. El resultado está cantado: más recesión, más desigualdad, más concentración del ingreso y un interior cada vez más expulsivo.

El NOA como zona de sacrificio

En el Norte Argentino este modelo se siente de forma descarnada:

  • Economías regionales ahogadas por costos logísticos elevadísimos, sin apoyo para modernizarse.
  • Jóvenes que emigran porque no hay empleo de calidad ni horizonte productivo.
  • Municipios y provincias sin margen para obras básicas: agua, cloacas, caminos rurales, escuelas, hospitales.

Mientras tanto, el Estado nacional mira el mapa solo como un tablero fiscal: dónde recortar, dónde ajustar, dónde quitar subsidios, dónde cortar obras. La construcción de un proyecto de país federal quedó fuera de agenda.

Pagar no es un proyecto de país

Nadie discute que las deudas hay que renegociarlas y administrar los compromisos externos. La cuestión es a qué costo y con qué estrategia.
Si el Presupuesto 2026 se diseña solo para mostrarle números prolijos al FMI y a los fondos de inversión, Argentina no tendrá política de desarrollo, solo política de supervivencia.

Y un país que vive eternamente en modo supervivencia:

  • no planifica educación a 20 años,
  • no consolida un sistema científico-tecnológico robusto,
  • no construye una matriz productiva compleja,
  • ni logra autonomía política real frente a ninguna potencia.

Es pura administración de la pobreza.

Lo que falta: un pacto productivo federal

El hecho de que el gobierno nacional haya decidido no sentarse a construir con las provincias un esquema de reactivación productiva exportadora es quizá el error más grave de todos.

Frente a una montaña de vencimientos externos, solo hay una salida digna:

  • producir más y mejor,
  • exportar más valor agregado,
  • incluir a las provincias en la generación de divisas,
  • y distribuir de manera inteligente los esfuerzos y los beneficios.
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Eso requiere liderazgo político, visión estratégica e inversión pública coordinada con el sector privado. Hoy, nada de eso está en marcha.

Si el Norte se cae, se cae el país

El drama de la deuda externa no es una abstracción financiera: es una cadena que aprieta directamente el cuello del NOA y del interior profundo.
Si el Presupuesto 2026 se convierte en un simple plan de pagos para acreedores externos, el costo real lo van a pagar las provincias, con menos empleo, menos obra pública, menos futuro.

Es hora de decirlo sin rodeos:

  • no hay salida posible solo recortando;
  • no hay soberanía pagando cualquier cosa a cualquier precio;
  • no hay futuro si el Norte argentino sigue siendo tratado como territorio descartable.

O el gobierno nacional rectifica el rumbo y convoca a un gran acuerdo productivo federal, o el 2026 será recordado como el año en que, para “honrar la deuda”, terminaron de deshonrar la promesa de un país más justo y equilibrado.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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