Perico y el NOA no están mirando un debate técnico en el Congreso: están mirando la radiografía de su supervivencia. El Presupuesto 2026 avanzó en Diputados, sí, pero llegó “mutilado”: se cayó el Capítulo XI, un paquete de artículos que el oficialismo había cargado con temas sensibles y negociaciones de última hora.
La discusión porteña lo leyó como una pulseada legislativa. Acá, en economías regionales, se lee como lo que es: un país que entra a 2026 con el tablero fiscal dominando todo, mientras las provincias quedan colgando de transferencias discrecionales, promesas de obra pública y “acuerdos” que no siempre llegan a tiempo. En la práctica, el Presupuesto se volvió una negociación de caja y gobernabilidad, con ATN y obras como moneda política para sumar votos.
Capítulo XI: la amputación que muestra el método
¿Qué tenía ese Capítulo XI que terminó afuera? Entre otros puntos, incluía disposiciones vinculadas a fondos adeudados a CABA, cambios en “zonas frías”, recursos para Justicia, y —sobre todo— artículos que buscaban derogar normas sobre financiamiento universitario y emergencia en discapacidad, lo que detonó el conflicto político.
Cuando un presupuesto se arma con “capítulos ómnibus” para meter de todo, lo que se “mutila” no es un capítulo: se mutila la credibilidad del plan. Y si el plan es “déficit cero o muerte”, cualquier fisura se traduce en más presión sobre lo único que el Estado aún controla con rapidez: el ajuste real sobre provincias, municipios y economía doméstica.
Ajuste perpetuo + tributos + apertura importadora: cambio de matriz… por demolición
El gobierno nacional vende “cambio de matriz”. Pero lo que se siente en el NOA es otra cosa: una reconversión sin herramientas. Porque nadie migra de actividades primarias a cadenas de valor superiores sin tres cosas: crédito, mercado y tiempo. Y hoy falta todo:
- Liquidez: el crédito es caro o inexistente para pymes y productores (más todavía fuera del AMBA).
- Competitividad cambiaria: con tipo de cambio real apreciado, exportar se vuelve más difícil y competir contra importado, peor.
- Apertura importadora: el combo “dólar barato + importaciones creciendo” golpea directo a la producción local, que compite con bienes terminados y pierde mercado.
En enero de 2025, por ejemplo, Reuters informó importaciones creciendo fuerte (24,6% interanual) y un superávit comercial muy por debajo de lo esperado, señal temprana de cómo la apertura y el ciclo cambiario erosionan el balance externo.
Y cuando el mercado interno se enfría y el externo no tracciona, aparece el “industricidio” que se siente en la calle: cierres, PPC, suspensiones. Un informe periodístico citó que “cierran empresas por día” en un contexto de desplome industrial.
Gobernadores e intendentes: del “gestor” al “verdugo”
En este marco, el ciclo de desgaste político es inevitable. Los gobernadores dejaron de ser “populares” hace rato, pero ahora entran en una etapa peor: quedan como administradores de escasez. Y en Jujuy el problema se agrava porque el municipio —la primera ventanilla social— no tiene herramientas estructurales: paga el costo de la bronca con recursos cada vez más flacos.
El esquema se parece a una trampa: Nación ajusta; Provincia reacomoda recaudación y transfiere tensión; Municipio recibe la demanda social sin caja; la economía local se achica; la gente se enoja con “el de al lado”. Resultado: deslegitimación en cascada.
Mientras EEUU levanta muros, Argentina se perfora
El mundo se endurece. Estados Unidos amenaza con aranceles y represalias comerciales incluso ligados a regulaciones e impuestos “digitales”.
En paralelo, la guerra comercial global empuja a proteger cadenas productivas y mercados internos.
Argentina, en cambio, con mercado chico, se expone con apertura y atraso cambiario: queda más cerca de ser plaza de colocación que plataforma exportadora. Y el NOA lo paga primero: textiles, metalmecánica, alimentos regionales, economías rurales periféricas y comercios de frontera.
Escenarios próximos (reales, no declamativos)
1) Escenario “tijera” (el más probable si no cambia nada):
Actividad planchada + importaciones al alza + crédito caro ⇒ más cierres de pymes, caída de empleo, recaudación municipal en descenso y conflictividad social creciente.
2) Escenario “corrección brusca”:
Si el atraso cambiario se vuelve insostenible, una corrección del tipo de cambio puede recomponer competitividad, pero también puede recalentar precios y licuar ingresos. Sería un “sálvese quien pueda” sin amortiguadores.
3) Escenario “pacto federal por supervivencia”:
Gobernadores negociando ATN/obras ya es parte del presente.
La pregunta es si eso escala a reglas: financiamiento productivo regional, infraestructura logística, alivio fiscal a pymes, y un esquema cambiario que no destruya al que produce.
La verdad incómoda: no alcanza con “reforma laboral”
La reforma laboral puede ser un debate, pero no es el corazón del problema. El corazón es éste: no hay plan de crecimiento para el interior productivo. Hay plan de equilibrio fiscal y administración política del conflicto. Y el Presupuesto, amputado o no, deja una señal: el “modelo” necesita que el interior aguante sin herramientas, como si la resistencia fuese política pública.
En Perico lo sabemos: cuando se cae el mercado, cuando el productor queda sin previsibilidad y la pyme sin crédito, el discurso se vuelve un lujo. Lo que queda es una pregunta brutal, de economía real:
¿Cómo se “refundarán” las actividades primarias del NOA sin inversión, sin liquidez y con el mercado perforado por importaciones?
Si la respuesta es “que se arreglen”, entonces no es un programa económico: es una condena.
