Redacción Perico Noticias // El recién aprobado presupuesto 2025 de la provincia de Jujuy, presentado con bombos y platillos como «el primero con superávit desde la vuelta a la democracia», no resiste un análisis crítico. Lejos de ser un instrumento de progreso, es un castillo de naipes diseñado para encubrir un rojo fiscal estructural, sostenido por ajustes regresivos que cargan el peso del déficit sobre los sectores más débiles de la sociedad.
Con un marco de asignaciones que favorece a la burocracia administrativa y descuida áreas clave como la producción, el desarrollo económico y la ciencia, el presupuesto es un espejo de un modelo económico que no prioriza la generación de valor agregado ni la reducción de la dependencia fiscal.
1. Asignaciones Desbalanceadas: El Espejismo de las Prioridades
A simple vista, las asignaciones presupuestarias revelan profundas inconsistencias con las necesidades reales de la provincia:
- 36.47% del presupuesto destinado a administración general: Una cifra exorbitante para un aparato estatal inflado que emplea a más personas que el sector privado, perpetuando un modelo insostenible.
- 6.57% para desarrollo económico: Ridículamente bajo para una provincia con altas tasas de informalidad, desocupación y falta de valor agregado en sus actividades productivas.
- 0.01% para ciencia y técnica: En una era donde la innovación es clave para el desarrollo, esta asignación es una burla a las demandas de modernización.
- 13.88% para salud: Insuficiente en un contexto donde se ha implementado el SEPROSA, un seguro obligatorio que impone costos adicionales a quienes no cuentan con obra social, mientras el sistema público queda limitado.
2. Superávit: ¿Milagro o Manipulación?
El resultado financiero positivo de $7.236 millones es presentado como un hito, pero carece de sustento cuando se analizan las variables que lo respaldan:
- Aumento de la deuda pública: Con $111.072 millones destinados a la amortización de deudas, queda claro que el superávit no proviene de una gestión eficiente, sino de un aumento en la presión sobre las finanzas futuras.
- Carga sobre los vulnerables: Medidas como el SEPROSA y los bajos presupuestos para producción y desarrollo económico apuntan a una estrategia de recaudación regresiva que beneficia a una estructura estatal ineficiente.
3. Contradicciones de un Modelo Insostenible
Jujuy enfrenta problemas estructurales que el presupuesto no aborda, sino que agrava:
- Más empleados públicos que privados: Una provincia sin una base productiva sólida depende del empleo estatal para sostener su economía. Sin un plan real de incentivo al sector privado, esta relación es una bomba de tiempo.
- Empleo informal y en negro: La falta de inversión en desarrollo económico perpetúa un mercado laboral precario, con alta informalidad y empleo vulnerable.
- Regalías bajas y sin diversificación: La provincia sigue dependiendo de actividades extractivas con escaso valor agregado, sin inversiones en proyectos estratégicos que cambien este modelo.
4. Salud: El Gran Ajuste Encubierto
La implementación del SEPROSA es la prueba más contundente de la fragilidad fiscal del presupuesto. El gobierno, incapaz de financiar un sistema público eficiente, traslada la carga a los ciudadanos, obligándolos a pagar por un derecho constitucional. Es un modelo regresivo que golpea a los sectores más vulnerables, quienes deben optar entre pagar por la salud o someterse a procesos humillantes para acreditar pobreza.
5. La Farsa del Crecimiento
El discurso oficial que presenta este presupuesto como un «instrumento de desarrollo sostenido» se contradice con las cifras. La baja asignación a áreas estratégicas como la producción y la ciencia demuestra que el objetivo real es mantener a flote una burocracia estatal improductiva, no construir un modelo de crecimiento inclusivo.
Un Presupuesto que Abandona a los Jujeños
Lejos de ser un hito de gestión, el presupuesto 2025 de Jujuy es una manifestación del fracaso de un modelo económico dependiente y regresivo. Es un documento que prioriza la apariencia sobre la sustancia, la burocracia sobre la inversión y el ajuste sobre la inclusión.
«Jujuy no necesita presupuestos maquillados ni castillos de naipes. Necesita una estrategia real para generar empleo digno, promover el desarrollo económico y garantizar derechos básicos como la salud. Este presupuesto no es la solución: es parte del problema.»