El planteo de Calvo es “no considerar el valor de la tonelada de litio, sino el de la tecnología para procesar ese litio”Bajo su conducción, el Inquimae ha conseguido desarrollar una novedosa tecnología para la extracción del litio de los salares, patentada por el Conicet en Argentina, Bolivia, Chile y ChinaSe trata de un método electroquímico rápido, eficiente, altamente selectivo y sostenible desde el punto de vista ambiental. “El método en el laboratorio es fantástico y hoy lo estamos escalando a través de la simulación digital; el problema es que se necesita mucha agua para obtener poco litio, por lo que se requería una concentración previa del compuesto para, luego sí, utilizar esta tecnología”, ilustró este especialista, cuyo equipo ganó en 2017 el certamen internacional Bright Minds Challenge en Holanda, justamente por este método.

Con respecto al esquema de explotación que impera en nuestro país, Federico Nacif sostuvo que “es muy difícil que una provincia logre diseñar una política sustentable y razonable de aprovechamiento de sus recursos de litio, así como de gobernanza pública y democrática de sus salares”. El modelo jujeño, con la empresa JEMSE como actor involucrado en los proyectos de explotación, no ha conseguido superar los límites de ese modelo. A modo de ejemplo, indicó Nacif, la empresa concesionaria aceptó “disponer para el mercado interno hasta el 5 por ciento de su producción de carbonato de litio, pero vendido en el mercado local al precio internacional”. Un modelo interesante, a su juicio, es el que encaró Bolivia, primero con un proyecto piloto de ensayos y pruebas piloto de materiales catódicos y batería; y, posteriormente, con un acuerdo estratégico para la industrialización del litio en el salar de Uyuni, firmado por Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) y la empresa alemana ACI Systems (ACISA). Si bien este último proyecto entró en un cono de sombras con la salida de Evo Morales del gobierno a fines del año pasado, parece destinado a reactivarse en la administración de Luis Arce.

“Debemos entender el litio como industria química, porque, si lo vemos solo desde la minería, termina siendo un negocio para unos pocos”, opinó Calvo. La luz de esperanza que este especialista mantiene encendida apunta a la incursión de empresas petroleras de capitales argentinos en el negocio del litio, tal como ocurrió con Pluspetrol, al adquirir en marzo de 2019 los activos de la empresa canadiense LCS Lithium en las provincias de Salta y Jujuy. Por su parte, sin dejar de reconocer la importancia que tiene para nuestro país la formación de recursos humanos y su trabajo en institutos científicos locales, Nacif concluyó: “Crear centros de investigación en los temas del litio no equivale a contar con un plan de desarrollo e industrialización del recurso”.