“Quemando Naves” — Milei, la última frontera que arroja al abismo a la Argentina

“Quemando Naves” — Milei, la última frontera que arroja al abismo a la Argentina

El presidente Javier Milei acaba de dar un paso que desnuda con claridad la gravedad de la tormenta económica que azota al país: estar negociando ayuda financiera del Tesoro de los Estados Unidos no es síntoma de fortaleza ni de independencia, sino de urgencia, de peligro, de admitir que el modelo que él mismo proclamaba librado de cadenas ya no puede avanzar sin apoyo externo. Con el Riesgo País por encima de los 1.500 puntos, está claro que algo en la receta se rompió.

El mismo remedio, con diferente etiqueta

Milei llegó al poder criticando casi todos los acuerdos con organismos internacionales, denunciando “dependencias”, instando a confiar solo en la libertad de mercado, en la eliminación de regulaciones, en la apuesta por lo individual. Sin embargo, hoy, esas mismas convicciones parecen no servir cuando el horno se calienta y los plazos de pago, la escasez de reservas y la dolarización amenazan con desbordar.

Negociar ayuda externa suena contradictorio cuando durante su campaña se denunciaba como traición esa misma lógica. Pero la realidad es tozuda: los dólares propios no alcanzan, la deuda sigue creciendo, la inflación no cede. Cederá Milei ante lo que antes repudiaba: presión, necesidad, economía que lo obliga a retroceder.

El riesgo país como espejo del fracaso

Que el Riesgo País dispare no es solo una estadística financiera: es la fotografía del pánico moral. Cuando los inversores exigen una prima tan alta para colocar capital, cuando la moneda local se volatiliza y los consumidores miran con temor los precios del súper, significa que la credibilidad del Estado está en jaque. Y Milei, paradójicamente, ha sido artífice principal de esa pérdida de confianza: con declaraciones incendiarias, decisiones abruptas y políticas sin transición clara.

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¿Por qué pedir ayuda si todo era “libertad absoluta”?

Se vuelve legítima la pregunta que muchos ya se hacen: ¿para qué quiere Milei más ayuda financiera si el modelo lo prometía todo sin intermediarios? ¿Para qué necesita préstamos, bonos, fuentes externas si su apuesta era la autosuficiencia de mercados, la eliminación de lo que consideraba “gasto público excesivo”?

La respuesta, aunque incómoda, está cerca: porque la austeridad sin plan, la liberalización sin protección social, el derrumbe institucional sin diálogo no han sido suficientes, y lo que prometía crecimiento rápido se ha convertido en caída cotidiana para millones.

Caminos más allá del abismo

No hay salida si no hay transparencia, responsabilidad y políticas que reconozcan límites. Quienes sostenían que “el Estado estorba” hoy deben admitir que el Estado colmada funciones esenciales: regulación, protección social, responsabilidad fiscal. Y quienes denunciaban el intervencionismo ahora solicitan intervención externa. Hay en esta paradoja una oportunidad para reflexionar el sentido del poder: ¿Gobernar para quién? ¿Con qué valores?

El poder ejecutivo nacional tiene herramientas, capacidad, pero parece no tener margen para errores. Cada decisión cuenta: cada anuncio, cada contrato, cada reforma debe medirse por sus costos reales. Y la ciudadanía, los medios, la política de oposición tienen una misión urgente: exigir que “la ayuda financiera” no sea excusa para volver a prácticas autoritarias o descontroladas, que las instituciones recuperen su papel de freno, vigilancia y representación.

Conclusión

“Quemando naves” no es solo una expresión épica: es la metáfora de un gobierno que parece haber cruzado un punto de no retorno. Ese momento en el que, para sobrevivir, ha de renunciar parte de sus principios. Milei hoy vive una encrucijada. Seguir vaciando promesas liberales sin resultados o coger el timón de una gestión responsable, consciente de los límites, transparente, dialoguista. Porque ya no hay palabras suficientes; hace falta coherencia. Porque si no, la última frontera que enfrenta la Argentina no será sólo ideológica: será la caída.

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¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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