Por Perico Noticias
Mientras los usuarios de toda la provincia lidian con tarifas de luz cada vez más impagables, cortes frecuentes y una infraestructura eléctrica al borde del colapso, en las altas esferas del poder provincial se cerró en silencio uno de los movimientos más delicados y estratégicos del año: la venta del paquete accionario estatal de EJESA, la empresa distribuidora de energía eléctrica de Jujuy. ¿El comprador? EDISON S.A., una firma de perfil reservado que comienza a acumular concesiones energéticas en el país, y que aparece en los entramados de negocios que orbitan cerca del poder real de Javier Milei, Santiago Caputo y compañías asociadas.
La pregunta que estremece a los jujeños es directa: ¿En manos de quién está hoy la luz que consumimos en nuestras casas, escuelas, hospitales y empresas?
La venta que se ocultó en la letra chica
El gobierno de Jujuy, bajo la administración de Gerardo Morales hasta diciembre de 2023, mantenía una participación accionaria en EJESA como parte del modelo de “empresa mixta” acordado en los 90, cuando se privatizó la energía en la provincia. Esa participación, aunque minoritaria, le permitía tener voz en el directorio y sostener ciertos niveles de control simbólico y estratégico sobre una empresa que opera un servicio público esencial.
Pero esa participación fue vendida. EDISON S.A. compró ese paquete estatal y, con ello, se consolidó como controladora total del servicio de distribución eléctrica en Jujuy, que incluye no solo la distribución urbana, sino también la red provincial y la facturación a más de 350.000 usuarios. Esta operación fue silenciada, sin comunicación institucional clara, sin audiencia pública, y sin consulta legislativa. ¿Por qué un gobierno que promovió la energía como “recurso soberano” entrega en silencio la última palanca que tenía sobre el sistema eléctrico provincial?
EDISON: la nueva cara de un viejo poder
¿Quiénes son EDISON S.A.? ¿Qué intereses representan? Según un reciente informe publicado por ElDiarioAR, esta empresa aparece vinculada a grupos empresarios que crecieron bajo la tutela de funcionarios con fuerte ascendencia en el poder real de la Argentina actual, incluyendo vínculos con Santiago Caputo, el cerebro comunicacional y político del gobierno libertario. Edison también se posiciona en negocios estratégicos como la Hidrovía, la logística de combustibles y la expansión del sistema energético.
La llegada de EDISON a Jujuy no es un hecho aislado: forma parte de un proceso de concentración de servicios públicos en manos de grupos privados con lógica extractiva, que priorizan la rentabilidad por sobre la función social del servicio. Con la compra de la participación estatal, EDISON ahora controla la totalidad de la concesión energética jujeña hasta 2046, sin que el Estado conserve ni siquiera una acción simbólica.
¿Y la SUSEPU? ¿Quién defiende a los usuarios?
Frente a este escenario, otra pregunta clave es: ¿Qué papel jugará la SUSEPU, el ente regulador del servicio? Hasta ahora, su rol ha sido cuestionado por su tibieza frente a aumentos de tarifas, cortes reiterados, problemas técnicos y falta de inversión. ¿Tendrá capacidad y autonomía real para controlar a una empresa que ya no responde ni simbólicamente al gobierno provincial? ¿Podrá evitar que EDISON imponga su propio modelo tarifario y su lógica comercial sin rendir cuentas?
Sin presencia estatal en la empresa, la SUSEPU es el único contrapeso institucional que queda para defender al usuario. Pero su independencia está en duda: su directorio es designado por el Ejecutivo y sus informes rara vez trascienden. ¿Podrá la SUSEPU garantizar que no estemos frente a una entrega absoluta del servicio a manos privadas sin responsabilidad social?
Un sistema deteriorado y promesas de inversión que no llegan
La red eléctrica en Jujuy ya presenta signos de colapso estructural: transformadores al límite, cableados obsoletos, zonas urbanas con tensión inestable, sectores rurales que dependen de generadores. Desde hace años se viene reclamando un plan integral de inversión, pero ni el Estado ni la empresa mostraron voluntad real de ejecutarlo. La llegada de EDISON debería, en teoría, traer capital fresco y modernización. Pero hasta ahora no hay anuncios, ni plazos, ni compromisos públicos de inversión.
Lo que sí hay es una tendencia alarmante: tarifas cada vez más altas, especialmente en los meses de calor, donde el uso del aire acondicionado, bombas de agua o heladeras se vuelve insostenible. ¿Cómo se justifica que, en una provincia donde se produce energía solar a gran escala, como en el caso de Cauchari, la tarifa de luz siga siendo una de las más caras del país?
Cauchari: ¿energía para quién?
El parque solar Cauchari produce energía limpia y en grandes cantidades desde hace más de cinco años. Fue anunciado como el proyecto estrella del “desarrollo verde” de Jujuy. Sin embargo, su producción no se tradujo jamás en una baja en la tarifa para los usuarios locales. La energía generada se inyecta al sistema interconectado nacional, y se vende a Cammesa a precios dolarizados. El negocio es estatal, pero los beneficios no se ven reflejados en las boletas del hogar jujeño promedio.
Ahora, con el traspaso total del sistema de distribución a manos de EDISON, la desconexión entre producción y consumo será aún mayor. El Estado jujeño ya no participa ni en la distribución ni en la fijación de precios. Solo produce, exporta y espera cobrar. La energía, como tantos otros recursos, se vuelve una mercancía más.
¿Quién paga la luz de los jujeños?
La privatización total del sistema energético en Jujuy coloca a los ciudadanos en una situación crítica: dependen de una empresa privada sin control público real, con tarifas elevadas, servicios deficientes y sin garantía de inversión. La SUSEPU es, en este esquema, una figura institucional solitaria y debilitada. El gobierno actual ha preferido el silencio. ¿Por qué? ¿Quién se beneficia de esta venta? ¿Qué papel juegan los intereses nacionales detrás de EDISON?
Mientras tanto, los jujeños siguen pagando la boleta. La luz se corta. Los cables chispean. Y las preguntas crecen. ¿Hasta cuándo?.