Remonetización: el último truco de Milei mientras el FMI toma el control total de la economía argentina

Remonetización: el último truco de Milei mientras el FMI toma el control total de la economía argentina

Argentina ya está, técnicamente, en recesión. No lo dice solo el bolsillo devastado de la mayoría, lo anticipan los propios datos de actividad: tres trimestres consecutivos de caída o estancamiento confirman un frenazo que los economistas ya clasifican como “recesión moderada”, pese a todos los retoques estadísticos y eufemismos oficiales.

Mientras Marcos Lavagna (INDEC) “dibuja” el cuadro macro con comunicados prolijos, la calle narra otra película: persianas bajas, consumo pulverizado, empleo en pausa y un clima de resignación que se huele en cada negocio.

En ese contexto, la renuncia forzada del presidente del Banco Nación y la llegada de un reemplazo dócil al esquema Caputo no son un simple cambio de nombres; son la señal política de que el plan “remonetización” va en serio: van a abrir el grifo de emisión para tratar de reanimar una economía fría y moribunda… pero sin admitir que volvieron a prender la maquinita que demonizaban en campaña.

El FMI manda, Milei obedece

El nuevo esquema del Banco Central es transparente para cualquiera que no se deje engañar por el marketing libertario:

  • Se decide emitir pesos para comprar dólares y acumular reservas,
  • se “normalizan” encajes y se fuerza a los bancos a expandir el crédito,
  • y se ata el tipo de cambio oficial a la inflación futura, un mecanismo de indexación que el propio FMI acaba de aplaudir en público como un paso “en la dirección correcta” para fortalecer el marco monetario.

Eso que el Fondo celebra es, en castellano básico, esto:
Washington y el FMI diseñan la política cambiaria y monetaria de la Argentina; Milei y Caputo apenas la ejecutan.
El mismo gobierno que construyó su identidad política acusando al Fondo de ser el origen de todos los males, hoy le entrega la lapicera y se limita a rebautizar como “remonetización” lo que siempre criticó como emisión descontrolada.

Cuando el dogma se rompe: se desnuda el rey

Milei prometió “emisión cero”, “crawling del 2% eterno” y “bomba al Banco Central”. Nada de eso quedó en pie.
Ahora el BCRA hará exactamente lo contrario:

  • Emitir para recomprar reservas.
  • Indexar el dólar a la inflación, alimentando las expectativas de devaluación.
  • Confiar en que los argentinos ahorren en pesos, cuando 70 años de historia muestran que cada peso extra termina refugiado en el dólar.

Es el manual clásico de las gestiones anteriores —incluida la kirchnerista—, solo que teñido de un discurso antisistema que ya no se sostiene. El gobierno que construyó su imagen insultando a la “casta” terminó abrazando el mismo esquema que decía venir a dinamitar.

La consecuencia es brutal:
se devalúa el discurso presidencial, no solo la moneda. Cuando el presidente que gritaba contra la maquinita la enciende a toda marcha por orden del FMI, se cae la máscara ideológica y aparece lo que siempre hubo detrás: un programa ortodoxo, diseñado para garantizar pagos a los acreedores externos, aunque eso implique sacrificar otra vez al mercado interno.

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Remonetizar una economía sin confianza: receta para el desastre

En un país donde casi nadie ahorra en pesos y donde la economía crece menos del 1% a largo plazo, cada peso emitido de más se transforma en presión sobre el tipo de cambio y los precios. No hay mucha teoría que discutir:

  • No hay demanda de dinero de largo plazo, porque nadie confía en la moneda.
  • No hay expansión productiva que absorba la liquidez, porque inversión y crédito están congelados.
  • Por lo tanto, toda la emisión extra se va al dólar y a la inflación.

El gobierno apuesta a que la remonetización reactive el consumo y el nivel de actividad. Pero cuando la sociedad perciba que vuelve la lógica de “dólar que se duerme se lo come la inflación”, la corrida puede ser cuestión de semanas.
El riesgo de que reaparezca la palabra maldita —hiperinflación— ya no es una fantasía opositora: es el resultado probable de combinar emisión, indexación cambiaria, recesión y pérdida de credibilidad.

Estados Unidos banca… ¿hasta cuándo?

Hasta ahora, el salvavidas vino de Washington: apoyo político, guiños del Tesoro, bendición del FMI. Eso permitió evitar un colapso inmediato y darle aire a Milei. Pero ese respaldo no es gratis:

  • Cada dólar que llega viene atado a condicionalidades crecientes.
  • Cada “rescate” exige más ajuste sobre jubilados, provincias, obra pública y salarios.
  • Cada revisión del programa obliga a redoblar la subordinación externa.

Si Argentina no puede pagar —y con esta recesión, esta presión de deuda y esta estructura productiva, es muy probable que no pueda—, la factura política también llegará a la Casa Blanca. Y Estados Unidos sabe que no hay margen infinito para sostener a un presidente cuya única fortaleza era un relato antiestablishment que hoy se le deshace en las manos.

Un presidente-panelista y una oposición enferma

La tragedia es doble. De un lado, un presidente reducido al papel de panelista que comenta su propia gestión desde las redes, mientras el verdadero programa se negocia entre el Fondo, Caputo y los tecnócratas del BCRA.
Del otro, una oposición desintegrada, inútil, consumida en peleas internas, incapaz de ofrecer una salida consistente y de plantarse frente al saqueo en curso.

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En el medio, una sociedad agotada que votó “esperanza” y se encuentra, otra vez, con la sensación de estafa: salarios licuados, tarifas en ascenso, obras públicas paralizadas, provincias sin recursos y un horizonte de precios y dólar cada vez más inestable.

Remonetización es solo otra palabra para el mismo saqueo

Lo que viene no es estabilización sino un salto al vacío controlado desde afuera.
La remonetización no es un plan de desarrollo ni una estrategia productiva: es el mecanismo de supervivencia de un gobierno que perdió crédito, quemó su relato y ahora se refugia en la vieja receta de emitir para aguantar.

Argentina está otra vez en la cornisa:

  • técnicamente en recesión,
  • con un esquema monetario bendecido por el FMI que prioriza la acumulación de reservas por sobre el bienestar de la población,
  • y con un presidente que renunció a su propio dogma para obedecer al mismo poder que decía combatir.

El nombre cambió. El resultado, si nadie lo detiene, será el de siempre: más pobreza, más desigualdad y una nueva vuelta de tuerca en la larga historia de saqueo financiero sobre la Argentina.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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