Ricardo López Murphy incendia el relato libertario: “Las reservas son ficticias y el programa es un fracaso”

Ricardo López Murphy incendia el relato libertario: “Las reservas son ficticias y el programa es un fracaso”

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Mientras el presidente Javier Milei insiste, a los gritos, con que “sobran dólares” y acusa a los mercados de intentar un “golpe de Estado”, la realidad económica lo desmiente… con crudeza. Y si alguien lo dejó bien claro —y sin anestesia— fue Ricardo López Murphy, el economista liberal que, entrevistado por Marcelo Longobardi, terminó dinamitando el corazón del relato oficial: “El programa económico no es robusto. Las reservas son ficticias. Estamos mendigando como nunca antes en la historia”.

No lo dijo un kirchnerista, ni un piquetero, ni un economista “heterodoxo”: lo dijo uno de los padres fundadores del liberalismo argentino, el mismo que supo inspirar a buena parte del electorado que hoy, confundido y defraudado, mira con estupor cómo el gobierno de La Libertad Avanza no hace otra cosa que profundizar la decadencia estructural que prometió revertir.

“Cuando usted pide auxilio al guardavida es porque su preparación no es robusta”, sentenció López Murphy. Y no habló en metáfora: se refería al pedido desesperado de dólares al FMI, a la imposibilidad de acumular reservas reales y al disfraz contable que presenta al BCRA como un banco con 26 mil millones de dólares que, en realidad, son -10.000. Sí, diez mil millones negativos. Ficticios. Invisibles. Una ilusión contable. Una mentira peligrosa.

Más grave aún fue el diagnóstico sobre la deuda y la confianza: “La tasa de riesgo país de Argentina es nueve veces la de Uruguay. Nadie paga una tasa de interés 10 veces más alta porque sí. Se hace por desconfianza, por fragilidad, por miedo a que explote todo”. ¿Y cuál fue la respuesta del gobierno ante esa desconfianza? ¿Un plan productivo? ¿Un shock de exportaciones? No. Más ajuste, más endeudamiento, más relatos de redes sociales.

López Murphy no ahorró en ironía para referirse a la insólita declaración del presidente Milei sobre que “nos sobran dólares”: “Eso no es verdad. Es ficción. Es otra mentira más de una cadena de delirios que no resiste el menor análisis técnico”, dijo el exministro. Y remató con una pregunta que retumba en los pasillos del poder: ¿Por qué sólo Argentina pide desesperadamente préstamos al mundo mientras nuestros vecinos —Uruguay, Chile, Perú, Brasil— crecen, invierten y se sostienen sin rogarle nada a nadie?

El silencio es ensordecedor. Porque la respuesta es incómoda: los programas económicos de este gobierno no son robustos, son cosméticos y destructivos. No hay plan productivo, no hay horizonte industrial, no hay incentivo al empleo real. Solo hay tijera, ideología, marketing de odio y números maquillados.

La intervención de López Murphy no solo expone la fragilidad técnica del plan Milei-Caputo, sino que deja en evidencia una implosión discursiva dentro del propio universo liberal. Porque cuando los propios ya no compran el verso de las “reformas históricas”, cuando el ajuste se transforma en suicidio y la dolarización en una fantasía peligrosa, ya no hay relato que aguante. Solo queda la verdad: la Argentina está al borde del abismo. Y no hay milagro que nos salve si seguimos gobernados por influencers enloquecidos.


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