Redacción Perico Noticias // La crisis en Ucrania vive un nuevo y preocupante capítulo. En una de las ofensivas más significativas de los últimos meses, Rusia lanzó un ataque masivo con 110 drones, incluidos modelos Shahed de origen iraní y otras variantes. La Fuerza Aérea de Ucrania informó que sus sistemas de defensa lograron interceptar 52 drones en 10 regiones clave del país, abarcando desde el norte hasta el oeste. Paralelamente, las fuerzas ucranianas utilizaron técnicas de guerra electrónica para desviar otros 56 dispositivos enemigos, destacando la creciente sofisticación de las tácticas en un conflicto que no muestra señales de remitir.
La escalada militar ocurre en un contexto internacional marcado por incertidumbres estratégicas. Mientras los ministros de Exteriores de la OTAN se reúnen en Bruselas para abordar la respuesta al avance ruso, la organización transatlántica enfrenta un nuevo desafío: la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Trump ha anunciado su intención de contactar directamente con Vladimir Putin para buscar una «solución negociada» al conflicto, un enfoque que genera preocupación entre los aliados de la OTAN por su historial de comentarios conciliadores hacia Moscú.
Ucrania Bajo Presión
El reciente ataque pone en evidencia la persistente capacidad de Rusia para llevar a cabo operaciones de alto impacto, a pesar de las sanciones económicas y la creciente presión internacional. Las regiones afectadas incluyen puntos estratégicos en el norte, centro, oeste y noreste del territorio ucraniano, lo que sugiere un intento por debilitar infraestructuras críticas y dispersar los recursos defensivos de Kiev.
Ucrania, por su parte, ha mostrado resiliencia en su respuesta. La coordinación entre su fuerza aérea y las unidades de guerra electrónica ha permitido minimizar el impacto de esta ofensiva. Sin embargo, la constante presión sobre el sistema energético y la infraestructura civil continúa agravando la crisis humanitaria en el país, con millones de personas enfrentando cortes de energía y acceso limitado a servicios básicos.
La OTAN y el Factor Trump
La ofensiva rusa coincide con un momento de redefinición estratégica para la OTAN. La alianza se encuentra evaluando cómo reforzar su apoyo a Ucrania sin escalar el conflicto hacia un enfrentamiento directo con Moscú. Los ministros reunidos en Bruselas estudian medidas que van desde el envío de más sistemas antiaéreos hasta el fortalecimiento de las defensas en los países bálticos, considerados el «flanco vulnerable» de la organización.
No obstante, la atención también se centra en Washington. Donald Trump, conocido por sus críticas a la OTAN y su enfoque pragmático hacia Rusia, asumirá la presidencia en un momento crítico para la alianza. Sus recientes declaraciones sobre una posible conversación con Vladimir Putin han generado escepticismo y temor entre los aliados, quienes recuerdan su historial de cuestionar la utilidad de la OTAN y su insistencia en que los países europeos deben asumir una mayor carga financiera en la defensa colectiva.
¿Qué está en Juego?
El panorama es tenso y complejo. Un posible acercamiento entre Trump y Putin podría abrir un nuevo capítulo en el conflicto, pero también corre el riesgo de legitimar las acciones de Moscú en Ucrania, debilitando la posición de Kiev en cualquier eventual negociación. Al mismo tiempo, la postura de la OTAN dependerá en gran medida de cómo se estructure la política exterior de Estados Unidos bajo el liderazgo de Trump, así como de la capacidad de la alianza para mantener su cohesión interna frente a desafíos externos e internos.
En este contexto, Ucrania se mantiene como el epicentro de una lucha que trasciende sus fronteras, convirtiéndose en el escenario donde chocan dos visiones del orden global: una basada en el respeto a la soberanía y la integridad territorial, y otra que busca redibujar los equilibrios de poder mediante la fuerza. La respuesta de la comunidad internacional, y particularmente de la OTAN, definirá no solo el futuro de Ucrania, sino también el de la arquitectura de seguridad europea en las próximas décadas.