Sadir al borde de la motosierra: cuando el “superávit” duerme en los bancos y el pueblo pasa hambre

Sadir al borde de la motosierra: cuando el “superávit” duerme en los bancos y el pueblo pasa hambre

En Jujuy ya no hay margen para metáforas. Si el acuerdo con Washington trae—como todo indica—un ajuste feroz tras el 26, la primera línea de impacto serán las provincias. Y Carlos Sadir lo sabe. Lo que viene no es un “ordenamiento”, es una poda a ciegas que recorta donde más duele: salarios, transferencias, obra pública y subsidios esenciales. Si el Gobierno nacional ató su supervivencia a la motosierra, los gobernadores quedaron atados al tronco.

Durante meses se nos habló de “equilibrio” y “superávit”. ¿Dónde está? En colocaciones financieras, devengando intereses, lejos de los comedores, de los hospitales y de la caja salarial. Es el superávit de Excel: verde en la planilla, rojo en la heladera. No es prudencia fiscal; es especulación con plata de jujeños que ya no cierran el mes.

El 27, cuando empiece la cuenta regresiva del nuevo recorte, Jujuy enfrentará una opción binaria: o Sadir saca el dinero que hoy reposa en los bancos para blindar el ingreso de trabajadores y sostener servicios, o el ajuste nacional se convertirá en ajuste local multiplicado. No hay relato que tape una guardia sin insumos, una escuela sin calefacción, una obra frenada o un aguinaldo pateado.

La cadena de transmisión es conocida: menos giros nacionales, más presión sobre arcas provinciales; menos obra pública, más destrucción de empleo; dólar administrado desde afuera, más retraso a exportadores regionales; nuevas tasas “de emergencia”, más asfixia a pymes. La macro decide desde Buenos Aires (y más allá), pero el rostro del problema lo dará el municipio y la provincia. Por eso el costo político ya no se diluye: cae donde se paga el boleto y la boleta.

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No hay neutralidad posible. Guardar liquidez “por las dudas” mientras crece la pobreza no es responsabilidad: es deserción. El ahorro del Estado solo tiene sentido si protege a la gente cuando la tormenta arrecia. Y la tormenta ya está acá.

Qué hacer, ya:

  1. Desarmar colocaciones financieras y constituir un Fondo Anticíclico Social por 180 días para asegurar sueldos, medicamentos, comedores y transporte educativo.
  2. Publicar en 72 horas la cartera completa de inversiones financieras de la provincia y entes: montos, plazos, tasas y bancos. Transparencia o complicidad, no hay tercera vía.
  3. Plan de sostenimiento de empleo: priorizar obra pública intensiva en trabajo local; pauta cero y viáticos congelados hasta marzo; cada peso a calle, aula, sala y bache.
  4. Alivio a pymes y comercios: moratoria y diferimiento impositivo provincial, créditos de capital de trabajo con garantía pública, y programa de Compras Jujuy para que el Estado compre primero local.
  5. Tarifa social real en energía y agua con financiamiento provincial mientras dure la emergencia; auditoría de tercerizaciones y contratos ociosos.
  6. Mesa fiscal con intendentes y sindicatos: reglas claras, cronograma y tablero público de metas semanales. La única estabilidad es la que se conversa.

El oficialismo provincial intentó cabalgar dos caballos a la vez: posar crítico de Nación mientras votaba sus llaves en el Congreso. Ese doble juego termina cuando llegan las cuentas. Y llegan ahora. Si Jujuy Crece eligió la pasarela del “orden” mientras el sueldo real se achica, el 27 se queda sin libreto.

Algunos dirán que “no hay plata”. En rigor, sí hay: está inmovilizada, rindiendo para el balance y perdiendo para la gente. La política se mide en prioridades; hoy la prioridad es simple: sueldo, salud, escuela, obra y comida antes que carry trade y foto institucional.

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El peronismo ya puso sobre la mesa una salida productiva y social, con números y plazos. Del otro lado hay motosierra y promesas. Jujuy necesita gobierno, no custodios de plazos fijos. Si Sadir no mueve la aguja, la sociedad lo hará por él: en la calle y en las urnas.

Porque un superávit que no se toca mientras el pueblo pasa hambre no es virtud: es vergüenza.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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